Es indubitable que la literatura antigua ha marcado toda obra posterior y que es imposible huir de la influencia de ciertos clásicos (tanto a la hora de escribir como a la de leer). Confieso que yo no pude leer el cuento de Daphne Du Maurier, “No mires ahora”, perteneciente al libro No después de medianoche, sin evocar, casi constantemente, la obra de Sófocles, Edipo Rey. No solo desde la estructura, sino también desde el contenido, el cuento de la célebre escritora inglesa nos acerca a la tragedia griega. Bien sabemos que Edipo Rey presenta tres episodios en los cuales se desarrolla la acción y cada uno de ellos, siguiendo al filósofo M. Foucault, se corresponde con distintos niveles y diferentes modos de enunciación de una verdad fragmentada: luego del prólogo, en donde se anuncia el problema que asola a los tebanos (la peste), la primera parte es aquella en la que prevalece la palabra oracular. Edipo manda a su cuñado Creonte a consultar a un sacerdote de Apolo en el oráculo de Del