…la mujer latinoamericana se busca a sí misma en una otredad múltiple y se propone reemplazar la teorización abstracta por multidiálogos que portan en sí una potencialidad política. (Guerra, 1995, p. 31) Desde tiempos inmemoriales, se han construido discursos que posicionan a la mujer por debajo del hombre, a partir de argumentos bastante ilógicos, que, paradójicamente, han sido aceptados y reproducidos por hombres y mujeres a lo largo de la Historia. Por ejemplo, se ha tendido a vincularla con poderes de seducción y perdición que llevan a la corrupción del hombre, y, desde esta lógica, la mujer es vista como alguien que debe ser controlado y que no debe tener autonomía, por el bien de todos. Para entender mejor esta postura, podemos remontarnos a la figura de Eva en el “Génesis”, quien se deja convencer por la serpiente (obvio símbolo del diablo) para desobedecer el mandato divino y comer del fruto prohibido. Por culpa de Eva, Adán pierde el paraíso terrenal, el Edén, y por c