Recientemente fue agregada al menú de Netflix Cobra Kai en la que vemos como Johnny Lawrence y Daniel Larusso a raíz de sus necesidades o fantasmas del pasado deciden emprender el camino del puño… digo, de la educación. Más allá de la nostalgia que nos pueda provocar a quienes vivimos los ’80 y ’90, creo que la serie tiene mucho que decir acerca de los modelos educativos del pasado y de hoy en día. Es así que la serie presenta cuatro sensei’s y por lo tanto cuatro formas de ver la educación. Por un lado, tenemos a Miyagi y a Kreese y la educación del pasado. Por otro, tenemos a Larusso y Lawrence y la educación del presente. En algún punto, cada uno presenta las ventajas y desventajas de cada método educativo. Habrá que ver si en el futuro la serie puede presentar algún modelo superador.
Kreese Sensei, las cosas como son y la obsolescencia educativa:
Kreese es el docente malo y odiado en Karate Kid y aún en la serie de Cobra Kai pareciera imposible su redención. Personalmente, creo que es porque representa un pasado al que no se quiere volver, construido sobre los cimientos del prejuicio, la ambición desmedida y no mercy, la falta de piedad propias de un sistema capitalista salvaje. Las imágenes evocadas del antiguo dojo Cobra Kai evocan una cadena de producción, todos en fila, iguales y repitiendo movimientos descontextualizados. Es el talento natural de algunos pocos lo que convertirá eso en algo productivo. Este pareciera el resultado del paso por otra instancia educativa: el ejército, donde disciplina, obediencia y reproducción de ciertos valores teñidos en la violencia es la norma.
Sin embargo, la falta de tolerancia y comprensión no asegura de qué manera y a costa de qué se dará el resultado. De hecho, esto último es clave. Porque plantea una educación resultadista que no valora el proceso. Es que lógicamente, si tenemos en cuenta cierto aspecto bélico aplicado a la educación, no obtener resultados en una guerra, es perder, es morir, es deshonor, por lo que no obtener resultados en la educación y en la vida es fracaso. Es por esto que es tan fuerte el final de la película Karate Kid: Lawrence con tal de obtener el resultado deseado, incluso hará trampa y el proceso desdeñable será igualmente visto con buenos ojos por su maestro; no obstante, al salir segundo, es decir, al no obtener la conclusión óptima, el producto/alumno es desechado. Es así que Kreese castiga el error rompiendo el trofeo y maltratando a su alumno. Premios y castigos. Estímulos respuestas. Cadena de montaje. La educación de Kreese.
Miyagi Sensei, transformación y equilibrio en una educación artesanal:
Miyagi es experiencia pura. Al igual que Kreese, también ha pasado por el ejército y es héroe de guerra condecorado. Sin embargo, pareciera entender algo básico, y eso es que, en una guerra, se gane o se pierda, siempre se pierde. Es por eso que la regla más importante de su dojo es que las artes marciales son sólo para defensa.
El cambio, entonces, pareciera ser el resultado de mucha reflexión. No es raro ver a Miyagi meditando a lo largo de Karate Kid. Su educación no parte de la reproducción y producción. Parte de algo medido, mesurado y procesado. El ejemplo más claro de esto es el cuidado de los bonsai’s y su creación artesanal. Miyagi piensa en cómo quiere que los pequeños arbolitos se vean tras haberlos observado detenidamente, y luego los poda con cuidado, obteniendo como consecuencia lo que previamente visualizó. Asimismo, se detiene en cada uno y valora sus singularidades y no pretende que sean todos exactamente iguales. Tal vez sea por eso que solamente tiene un discípulo.
Otra cosa para agregar es que, en la filosofía profesada por Miyagi, perder no es fracasar, es solo parte de un proceso; si se poda mal una planta, solo hay que esperar a que crezca de vuelta la ramita y luego se le dará la forma deseada, sólo es cuestión de paciencia y práctica. Quizás, la forma más clara de ver esto aplicado a la educación sea prestando atención al entrenamiento de Daniel-San. A medida que limpiaba, pulía y enceraba, no sólo iba obteniendo pequeños logros, sino que al mismo tiempo iba ganando habilidades; además, si Daniel se equivocaba, Miyagi iba a estar ahí para ayudarlo o volverlo a encaminar. Volviendo las metáforas de plantas, Miyagi es literalmente un tutor. Es el punto de apoyo de Daniel ante la falta de un padre y la presencia de una madre sacrificada que por darle una vida mejor a su hijo no puede acompañarlo como ella querría.
Sin embargo, este tipo de educación es insostenible en términos reales. Lo de Miyagi es vocación pura y gratuita. No vive de la educación. Hoy en día poner a un chico a trabajar en términos de Miyagi podría ser visto con malos ojos, incluso como explotación infantil. Hay que tener en cuenta que al mismo tiempo Larusso en Cobra kai pareciera, tras la muerte de Miyagi, no saber qué hacer y ser, ya que es muy dependiente de la visión de su profesor en lo que respecta a la vida, por lo que se puede concluir que su pensamiento no es autónomo y no llega a ser del todo crítico, de forma tal que no es capaz de ver todos los posibles aspectos de una situación antes de actuar. Es probable que la falta de vínculo con pares es lo que haya provocado este pequeño defecto.
Daniel Sensei y la aplicación irreflexiva de la innovación educativa:
Al comienzo de Cobra Kai nos enteramos de que Daniel San, ahora Mr. Larusso, es éxito puro. Haber ganado el torneo de Karate le da la confianza que necesita para salir a la vida y explotado este evento para su propio provecho. Ha tratado de vivir y transmitir a su hijo e hija las enseñanzas de Miyagi, cuya transmisión críptica nunca llegó del todo a entender pero que le han valido el lugar en el que se encuentra ahora. Ante la nueva aparición del dojo Cobra Kai, revive los fantasmas del pasado y pierde la senda marcada por Miyagi. Ve a Johnny Lawrence como el antiguo compañero que le hacía bullying y no se detiene ni por un segundo a pensar si cambió o no. Es esa falta de empatía la que lo lleva a medidas desesperadas que perjudican a mucha gente, ya sea, los empleados del mall, su hija o él mismo.
Si bien pareciera que Daniel reflexiona sobre su práctica o el karate, no lo hace, sólo toma las reflexiones de quienes lo rodean y las aplica. Lo podemos ver cuando su mujer le marca los perjuicios de que les suban el alquiler a quienes trabajan en el paseo comercial, o cuando su hija le señala que quienes asisten al dojo Cobra Kai no son enemigos sino compañeros y compañeras de escuela que no están aprendiendo lo que ella considera correcto. Esto no es necesariamente malo. Tomar buenas ideas y aplicarlas puede ser muy provechoso y en algún punto implica una buena predisposición a la escucha. No obstante, Daniel sólo puede tomar aquellas cosas que coinciden con lo que él mismo piensa, e incluso cuando medita simplemente acomoda los nuevos saberes a estructuras preestablecidas sin realmente hacer una revolución transformadora en sus estructuras cognitivas.
Al instalar su dojo, da casi de forma imitativa lo que Miyagi le ha enseñado, que claramente es innovador, pero pierde de vista el aspecto transformador de su método de enseñanza y reproduce sus propios prejuicios. Es así que, por un lado, su hija comienza a pensar como él perdiendo su propio foco y, por otro lado, no transforma el vínculo entre Robby y su padre, más bien, acentúa los problemas que ya tienen.
En algún punto, Larusso lleva la lógica comercial a su forma de enseñanza. Las ideas se transforman en productos que debe vender y que deben ser usufructuados por sus educandos/clientes. Estos no necesariamente mejoran sus vidas y pueden satisfacer necesidades efímeras o afianzar sus propias convicciones y egos. La innovación, se vuelve, más una estrategia de marketing que una herramienta para construir conocimiento. De la misma forma, transmitir los contenidos del karate a todo el valle, es simplemente otra forma de obtener reconocimiento y satisfacer su propio ego como ocurriría al abrir una nueva franquicia o poner un nuevo cartel publicitario.
Lawrence Sensei, entre la falta de vocación y el amor por la práctica docente:
A lo largo de Cobra Kai, si sos docente, no podés parar de empatizar con el personaje de Johnny Lawrence. Él no llega poner el dojo realmente porque esté convencido de que su lugar en el mundo es ser docente y ayudar a crear un futuro mejor, sino que descubre que enseñar y ver que lo transmitido es útil y ayuda a alguien dan una satisfacción enorme… y, además, necesita la plata. Así que un poco por necesidad y otro poco porque los logros de Miguel lo alientan, es que decide poner el dojo.
Obviamente, aparecen los primeros conflictos del mundo docente real. Debe lidiar con la burocracia de la práctica (todo lo que implica alquilar y habilitar el dojo), que su propia idea de la práctica se vea desfasada o dislocada con respecto a la realidad (falta de conocimiento sobre cuestiones tecnológicas, estudiantes que ya no se parecen a los de su época e ideas nuevas que a veces chocan con las propias) y la pertinencia de los contenidos a transmitir.
A diferencia de Larusso, la experiencia educativa de Lawrence no es satisfactoria y el fracaso en el torneo lo marca negativamente. Es decir, el estigma del fracaso se apodera total y completamente de su vida y es a raíz de este error que quiere presentar un nuevo enfoque, pero no tiene, en un principio, las herramientas para lograrlo. Es por esto que vemos una revisión permanente de lo que fue su pasado, qué cosas del karate lo ayudaron y cuáles le arruinaron la vida. De esta manera, parte de los mismos lemas que le fueron transmitidos; estos no serán desechados, sino que se verán resignificados a lo largo del ejercicio de la enseñanza. Estas nuevas experiencias no tratarán de acomodarse a los esquemas que ya tiene afianzados, sino que se presentarán como revoluciones paradigmáticas de sus estructuras cognitivas.
El primer suceso que lo interpela es la cuestión de género. Al principio, reproduce las estructuras heteropatriarcales que le había inculcado Kreese, pero la aparición de Aisha y el discurso deconstructivo de Miguel le permiten empezar a modificar estas ideas. La transformación de “Labio”, el chico con labio leporino, a “Halcón”, el chico punk Hawk, le enseña la potencia transformadora del discurso y el impacto positivo de las enseñanzas en los educandos (ya que del aspecto negativo se daba una idea por su vivencia personal). Los resultados del torneo son esenciales, también, para repensar su práctica docente, ya que si bien obtuvo los resultados que quería, la manera en que son conseguidos se le hacen incorrectos. De esta manera, logra trocar la visión resultadista por la procesual y enseñarle la importancia del honor a sus aprendices.
Es probable que el logro más grande de Lawrence sea el de espejar su forma de enseñar en sus estudiantes y entender que sus métodos no son, desde el vamos, los mejores, es decir, son solo una forma más, que se puede ir mejorando todo el tiempo. La analogía con el cemento que le presenta a sus estudiantes, es a mi criterio la mejor forma de entender a la enseñanza y al aprendizaje. El aprendizaje debe ser constante y nos debemos mover permanentemente para que se mantenga flexible y útil. El saber estático es sólo un bloque inerte que puede ser muy útil como el asfalto o el ladrillo o una roca que bloquea, obstruye y destruye como el cemento endurecido en el camión mezclador. De forma tal que, si bien los saberes y métodos de Lawrence pueden ser cuestionables por momentos, es su forma de pensar la que pareciera estar mejor orientada.
Unas palabras finales:
Cobra Kai si bien es una serie de karate y autosuperación, invita a pensar sobre la importancia que los y las docentes tienen en la vida de los y las jóvenes a lo largo de su trayectoria escolar y en la forma que encararán la vida tras su egreso del sistema educativo, ya sea, primario, secundario, terciario y universitario.
Todas las personas que formamos parte este sistema tenemos una experiencia más o menos positiva o negativa con él. Tratamos de enseñar aquello que nos resultó útil y transformar aquello que nos perjudicó. Muchas veces lo hacemos de forma mecánica y otras tantas, reflexionando. A veces tratamos de buscar el equilibrio como Miyagi o Daniel. A veces debemos tomar decisiones tal como se nos demanda y sin piedad como Kreese. Y, en ocasiones, debemos primar lo económico como Johnny. Eso no quita que todo lo que hagamos, lo hagamos con dedicación y según nuestras convicciones y en beneficio de nuestros y nuestras estudiantes. Y aunque nos equivoquemos, sabemos que podemos solucionarlo y que lo mejor que le podemos enseñar los y las jóvenes a seguir intentando y mejorando como personas empáticas y sensibles para que puedan construir una sociedad mejor.
Agus A.
Twitter e Instagram: @RinconEduyLit
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