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El porqué de la docencia I

Agus me preguntó por qué soy docente y la primera respuesta que me vino a la mente fue la más simple: porque me gusta. Cada vez que me imagino desempeñando cualquier otro trabajo, siento que prefiero el mío (y realmente lo digo de corazón).

Ahora yo me pregunto por qué me gusta tanto mi profesión... y no me va la pavada de la docencia como apostolado ni tampoco me la doy de docente súper paciente que ama a sus alumnos. No. Amo la literatura y enseñarla. 

La docencia es un espacio de intercambio con el otro, que siempre te interpela pero es, también, un espacio donde uno mismo se cuestiona y se enfrenta a sus propios conocimientos. 

El aula no sólo es un lugar de enseñanza sino también de aprendizaje y un lugar en el cual, si te dan libertad (como es mi caso), podés desarrollar tu creatividad.

La docencia te da la posibilidad de transformar la realidad (de algunos, por lo menos). Es desde donde uno puede mostrar que el lenguaje es transmisor de ideología (inexorablemente) y desde donde uno puede llamar al otro a la reflexión. Es una invitación a pensar, sacar conclusiones, argumentar, analizar...

Es, o debería ser, un espacio para empatizar con el otro y para aprender a tener la mirada más atenta y no para abusar del poder relativo que uno tiene en el aula. Eso nunca, nunca, nunca. Y el que lo cree así debería retirarse (por el bien de todos).

Ojalá que los que se aventuren por este camino tengan un sentimiento similar al mío y puedan disfrutar de esta profesión como yo lo hago.



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