Hace unas cuantas semanas, subimos un post sobre el libro La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik (es decir, un clásico) ilustrado por Santiago Caruso (https://www.instagram.com/p/CGAZGLXl0iS/?utm_source=ig_web_copy_link) y que algunas de las personas que nos leen en Facebook no sintieron “apropiado para la escuela”. Esto me hizo pensar acerca del vínculo entre la literatura y la educación. Y si pienso en esto, no puedo pensar más que en esta serie: Anne with an “e”.
Quizás, para empezar, deba
aclarar que esta obra me la recomendó una alumna cuando en un intento por
captar la atención de mis estudiantes les propuse como consigna “elaborar un
ensayo sobre una serie o película que les haya gustado utilizando las
estrategias argumentativas vistas”. Si algo he aprendido en la vida, es a
escuchar a mis educandos. Así que le di una oportunidad a la serie. En pocas
palabras, es una serie canadiense basada en un libro (“Ana de las tejas
verdes”), aunque mi pareja no deja de asociarla a una historieta de principios
del siglo XX cuyo nombre es un término para describir células sin núcleo
(“Anita la huerfanita”). No tengo ni idea qué habrá pensado la productora de
Canadá, pero la serie es hermosa y tiene mucho para dejarnos.
Y acá hay algunos spoilers,
asique, si no la vieron y no quieren arruinarse alguna sorpresa, abstenerse.
La historia comienza cuando un
hombre y su hermana deciden adoptar un niño para que ayude en las tareas de la
granja, ya que la edad está empezando a hacerles mella y, además, alguien debe
heredar. En lugar de un niño, les mandan una niña que no para de hablar ni un
solo segundo y encima, usa palabras grandilocuentes y no para de observar todo
como si fuera la primera vez que lo viera. Y es que, en parte, es así. Las
veces que había sido adoptada, fue para trabajar, no para que alguien la quisiera
cual hija. Por este motivo, tener una familia le hace ilusión. A pesar del
desconcierto, Matthew Cuthbert, se lleva a la niña y a lo largo del viaje
comienza a entrar en confianza y, casi mágicamente, a quererla. Su hermana
Marilla no se adapta tan fácilmente a la idea, pero tras una serie de
infortunios, decide que la nena se quede y que ella se hará cargo de su
educación.
Pero… ¿Cómo se educa a alguien?
Creo que toda persona que quiera tener, si no es que les tiene ya, jóvenes a
cargo debe hacerse esta pregunta. Por supuesto que Marilla es una mujer capaz y
su primer impulso es preguntarles a aquellas personas que tienen hijos e hijas.
Sin embargo, rápidamente nota que el sólo hecho de estar en contacto con
infantes no alcanza. Es el caso de su mejor amiga, Rachel Lynde, quien ha
tenido diez hijos varones a quienes ha criado fuerza de premios alimenticios y
castigos físicos. Marilla, tras mucho meditar, siente que debe hacer lo opuesto
a lo que dice su amiga porque le parece incorrecto ya que no único que quiere
ella para Anne es que sea feliz, que tenga una vida plena a diferencia de lo
que les ha tocado vivir a ella y a su hermano. Esta premisa es clave. La serie propone que la única manera de
enseñar es desde el afecto. Esta postura, adoptada rápidamente en la serie,
será confrontada con las distintas formas de pensar la educación en otras
familias como la Barry, la Lacroix, la Andrews y la Mackenzie. Por otro lado, también
nos mostrará un panorama de lo que es la educación escolar
En este caso, se nos muestran dos
versiones. Al principio, la presencia de un profesor autoritario con clases
memorísticas y reproducción de estándares culturales heteropatriarcales donde los
hombres están por un lado y las mujeres por el otro. Humillaciones y castigos
físicos que nos incomodan o nos remiten a situaciones desdeñables e injustas de
nuestra propia educación. El afecto solo es para la alumna por la cual el
maestro siente atracción o que le resulta útil para su ascenso social, mientras
descarga en el resto del alumnado sus propias frustraciones. Sin embargo, es
aceptado por la comunidad porque, bajo ningún punto de vista, cuestiona el statu quo. Luego de ser plantado en el
altar por su exalumna Prissy Andrews, que ve en él una jaula tan férrea como la
de su propia familia, es reemplazado por Muriel Stacy. Con una estética cuasi steampunk, y pantalones en época de
vestidos, se nos presenta como una innovadora que busca que sus alumnos y
alumnas no repitan contenidos, sino que construyan conocimiento desde la
experiencia y que permitan cuestionarse las normas, que sientan curiosidad y
ganas de saber. La adquisición de una imprenta y la creación de un diario serán
claves para el desarrollo del estudiantado. De aquí que tengamos otra de las
claves educativas de la serie: la
apertura hacia nuevas estrategias y herramientas, la escucha atenta a las
necesidades de los y las estudiantes, y la valoración de sus producciones, son
el motor del desarrollo educativo
¿Y la lectura cuándo? Perdón por
la espera. Este panorama es el que rodea a Anne con “e”. De hecho, sus
artículos son los mejores, nadie la iguala con la pluma y la palabra. ¿Qué es
lo que la hace tan particular y excepcional? Básicamente, tres cosas: curiosidad extrema, una gran imaginación y
la capacidad de tender puentes entre ellas. Esta es la representación de la
inteligencia en la serie. ¿Y quién le ha dado a una pobre huerfanita estas
cualidades? La lectura.
Anne topa con ella casi por
accidente cuando en el orfanato la castigan físicamente a sostener un libro
gordísimo y pesadísimo durante toda una noche. Al dormirse la monja celadora,
deja de sostener el libro a modo de castigo y comienza darle un nuevo sostén:
el propio de la lectura. Pero a su vez, la
lectura se convierte en aquello que la sostiene a ella frente a las
penurias que sufre dentro de la institución. Desde el manual sobre cómo actual
en caso de incendios, a las historias de las hermanas Brontë, todo es susceptible de ser leído. La
lectura no sólo le permite evadirse de la cruel realidad que vive, sino que le
abre el mundo. La lectura le permite
soñar con nuevas posibilidades y universos, le enseña sobre cómo actuar en
determinadas situaciones, le permite reflexionar, le da herramientas para
sostener sus creencias y argumentos, le permite cuestionar lo establecido… en
fin, le permite ser una mejor persona.
Gracias a lo que ha obtenido de
la lectura es que puede tener una mirada tolerante y curiosa, en lugar de
prejuiciosa y condenatoria, ante las personas de origen africano o de los
propios pueblos originarios de Canadá; transforma la mirada de quienes están en
contacto con ella; ayuda al pueblo, a su profesora, a sus amigos y amigas, y a
su propia familia. Anne es educada pero también educa.
Para cerrar considero que, de una
forma tierna y llena de emoción y sentimiento, la serie nos invita a pensar
sobre cómo nos paramos en el mundo a la hora de presentarnos (más allá de
nuestro propio deseo) como modelos para los más jóvenes y como educadores. Y
ante la pregunta “¿qué es apropiado
leer?” y, sobre todo, “¿qué es
apropiado leer en la escuela?”, creo que la respuesta es esta: cualquier cosa que te enriquezca, te
permita reflexionar y que, ya sea por su valor estético, su trascendencia o su
reconocimiento, te permita sensibilizarte y sensibilizar.
Agus Argiz
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