Se tenía que decir
y se dijo: “Dios ha muerto”. Nietzsche nos tiró esa verdad porque quería un
dios que bailara y no un dios de la culpa infinita. Y como en todo proceso de
desacralización ante los males del cosmos, necesitábamos algo o alguien que le
diera sentido a nuestra cosmovisión. Sin dioses no hay una moral idealizada que
alcanzar ni héroes-semidioses que encarnen sus valores. Entonces, ¿qué hay? En
el artículo anterior, se hizo hincapié en las características básicas, tanto
temáticas como estructurales de la épica tradicional (https://rinconeduylit.blogspot.com/2020/11/la-epica-de-ayer-lo-sublime-de-la-lucha.html). En este nos
enfocaremos entonces los súper-héroes, los anti-héroes, y algo que todavía no
tiene un nombre claro, que son los héroes de hoy, que parecieran haber perdido
cierta dimensión ética.
Súper-hombre,
Súper-yo
En pocas palabras,
el übermensch del filósofo alemán es un simple hombre que ha madurado
en lo intelectual, físico, espiritual, etc., y puede intuir y generar valores
positivos propios que establezcan una escala propia. Y por favor, quédense con
esta idea porque se la va a retomar a varias veces.
Umberto Eco, de
hecho, propone, en Apocalípticos e integrados, un análisis
sobre el mito de Súperman, y se pregunta por qué este
extraterrestre superpoderoso tendría como segunda personalidad la de Clark
Kent. A diferencia de Bajtín, enfrentará la novela al mito y no a la epopeya y
afirmará que:
El personaje del mito encarna una ley, una exigencia universal, y debe
ser en cierta medida previsible: no puede reservarnos sorpresas. Un
personaje de novela debe ser, en cambio, un hombre como cualquiera de nosotros,
y aquello que pueda sucederle debe ser tan imprevisible como lo que puede
sucedernos a nosotros.
Por lo que concluye que:
(...) desde el punto de vista mitopoético, el hallazgo tiene mayor
valor: en realidad, Clark Kent personifica, de forma perfectamente típica, al
lector medio, asaltado por los complejos y despreciado por sus propios
semejantes; a lo largo de un obvio proceso de identificación, cualquier accountant de
cualquier ciudad americana alimenta secretamente la esperanza de que un día, de
los despojos de su actual personalidad, florecerá un superhombre capaz de
recuperar años de mediocridad.
En algún punto, se podría pensar que la búsqueda de superación por medio
de una maduración intelectual y moral a lo Nietzsche es tan compleja que mejor
pensar que puede darse de forma casi mágica.
Por otra parte, Tom y Matt Morris en Los superhéroes y la
filosofía consideran que la doble personalidad de Clark/Súperman yace
en la necesidad de todo ser humano (aunque Kent es un extraterrestre) a
sentirse integrado como parte de un todo social… al fin y al cabo, somos seres
gregarios.
Más que humano, metahumano
Pero Morris y Morris no quedan satisfechos, todavía se preguntan por qué
súper-héroe necesita este prefijo, porque la referencia a poderes
sobrenaturales ya se preveía en los héroes clásicos de origen divino ¿Qué es lo
que hace súper a un superhéroe?
Los Morris toman el concepto de Nietzsche para explicarnos que estos
héroes van a buscar e imponer su propio sistema de valores dentro de una
sociedad que o bien los tiene trastocados, o bien carece de ellos. Las
habilidades de los héroes podrán provenir del azar (el nacimiento o la picadura
de una araña radioactiva), un ser divino (como Odín o Artemisa) o de las
propias cualidades de la persona (la inteligencia o el dinero), pero será la
autodeterminación por hacer el bien y el cultivar esas habilidades, al tiempo
que se coopera con otras personas o instituciones, lo que los pondrá por encima
del resto. No hay un destino marcado para ellos como en antiguos oráculos, son
ellos mismos (y ellas mismas) quienes forjan su propio destino.
Los
anti-héroes
Pero más
allá del auge de las películas y series de héroes en los últimos tiempos, lo
que destaca es el cambio radical en la perspectiva de tratarlos hacia finales
de siglo XX y lo que va del siglo XXI. Si los héroes de antaño parecían
bondadosos, generosos, altruistas, unos verdaderos filántropos, los héroes de
hoy, están llenos de defectos o rozan la figura del mercenario. Hasta sus
poderes “sobrenaturales” están puestos en duda. Veamos algunos ejemplos.
Son de
especial interés las figuras de Arrow o Punisher. En primer lugar, sus
habilidades son producto de un arduo entrenamiento y quizás cierta habilidad
física nata, pero son, por sobre todo, seres humanos. Lo que los mueve a
luchar, no es destino, no es un fin noble como salvar el mundo. No, es la Venganza.
Estamos, entonces, ante la presencia del anti-héroe. Pero, si su causa no es
noble, si incluso están dispuestos a llevar a cabo actividades funestas para
lograr su cometido, ¿por qué no son villanos? Bueno, cuestión de empatía,
porque por más distorsionada que esté su escala de valores, las consecuencias,
hasta cierto punto, son un beneficio para la sociedad.
Otro caso
interesante es el de Hulk, Batman y Ironman. Es su intelecto y fortuna la que
les da las habilidades para luchar, no obstante, el primero para salvar algo,
destruye media ciudad; el segundo no quiere matar, pero sus artefactos y sus
sentimientos encontrados causan estragos; y el tercero amasó su fortuna
financiando guerras y, otra vez, cada vez que actúa, Nueva York debe ser
reconstruida. El “daño colateral”, es decir, las miles de muertes causadas por
salvar a una sola persona, fueron durante mucho tiempo silenciados y es por
esto que aparecen nuevas reflexiones acerca de la heroicidad de los héroes, que
ya no van a cuevas desoladas y recónditas a matar dragones, sino que lo hacen
dentro de megalópolis superpobladas de seres humanos y con problemáticas mucho
más complejas.
Menos que humano, semihumano
¿Qué
pasaría si en la sociedad aparecieran de la noche a la mañana gente con poderes
que rebasan nuestra imaginación?
Dicen que
en el Edén había dos árboles, el de la vida eterna y el del conocimiento, el
bien y el mal. Eva y Adán comieron del segundo y Dios los expulsó del paraíso
para que no probaran del primero y se volvieran Dioses. ¿Un ser humano inmortal
sería Dios? El manga y el anime Ajin cuenta que una vez
apareció un “soldado divino” durante una guerra en África, pero la realidad es
que, ante la reiterada aparición de estos seres distintos, se empieza a pensar
que si no son humanos (comunes y corrientes), no son merecedores de estar bajo
las leyes para humanos, como los Derechos Humanos. Y en lugar
de ser Semi-dioses, los catalogan de Semi-humanos. Por lo tanto, se los explota
como conejillos de india para empresas farmacéuticas, fábricas de armas,
donación y tráfico de órganos, entre otras.
Otro manga
y anime que trabaja el tema es My Hero Academy, donde ser un
héroe es sólo una posibilidad más para el ser humano, al igual que ser un
villano. Ser héroe es un trabajo y requiere de preparación académica. En
contrapartida, ser villano equivale a ser un simple criminal. Los poderes no te
hacen súper, sino tu personalidad, tu sentido del deber y tu propia ética.
Agents of
S.H.I.E.L.D, es la serie de Marvel que plantea la necesidad de
regular el funcionamiento de los héroes y que no sean simples “vigilantes” que
hacen justicia por mano propia porque tienen el poder para hacerlo. Si no, ¿qué
diferencia a un héroe de un villano? ¿depende de quién, cómo, cuándo y dónde
cuente la historia?
Finalmente,
queda la serie del momento, The boys. En esta serie se lleva
al extremo lo planteado por todas las anteriores. Quienes tienen la ventaja de
tener poderes o habilidades se sienten superiores, no han desarrollado una
escala moral nietzschiana que los ubique en el “súper”, la idea de héroe se ha
industrializado y mueve millones, y el dinero, como en un policial negro, ha
corrompido a los héroes. El aspecto mítico o épico se ha desdibujado y aunque
tienen la admiración del pueblo, es solo a causa de que el discurso mediático
los ha endiosado a pesar de que son casi tan crueles y despiadados como
cualquier enemigo.
Asimismo,
no hay leyes que regulen a los meta-humanos y los vacíos legales son
innumerables. La presencia de los héroes pareciera mitigar la sensación de
inseguridad (ese mal moderno) y la gente común se siente empujada a
elegir entre cuál es el mal menor o tomar las riendas de su vida e intentar,
por una vez, ser heroicos.
A modo de
cierre
La historia
la escriben los vencedores. Sería factible preguntarse si Thanos sería un héroe
si escucháramos su versión de la historia. Quizás, el Guasón sea tan solo un
tipo enfermo pidiendo ayuda y buscando amor. El revisionismo histórico y la
filosofía han llegado finalmente a atravesar la dura corteza de los mitos
modernos. Probablemente, la epopeya como género estaba envejecida, pero el
discurso épico, la necesidad de modelos a los que aspirar, la búsqueda de la
justicia, la posibilidad de tener una esperanza de que el mundo puede ser
mejor, de que la humanidad puede ser mejor, es una constante universal que
jamás va a perder su vigencia.
Agus Argiz
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