Hoy miro las noticias, como todas las mañanas mientras desayuno, y veo, no sin sorpresa, que La Virgen Cabeza de la autora Gabriela Cabezón Cámara (https://www.instagram.com/cabezoncamara/?hl=es-la) será llevada al cine (https://www.clarin.com/cultura/8-diciembre-dia-virgen-version-villera-siglo-xxi-escritora-argentina_0_0kP5apY_d.html), y lo anuncian hoy, día de la Virgen. A veces me cuesta admirar el oportunismo del marketing, sin embargo, tras haber leído la obra considero que esto es de lo más oportuno. De ella ya hemos hablado en relación al libro Las aventuras de la China Iron (https://www.instagram.com/p/CGPwh_WlPUq/?utm_source=ig_web_copy_link),pero, por si no leyeron La Virgen cabeza, acá va una breve reseña.
La
historia, en general, está contada desde el punto de vista de una periodista un
tanto descreída que va a cubrir una nota a una villa del conurbano que estaría
allá en la zona norte. En este lugar que pareciera estar abandonado a la suerte
de Dios, se manifiesta la Virgen y habla a través de una travesti que muy al
estilo San Agustín, ha tenido una vida agitada, y, no obstante, ahora se entrega
a la espiritualidad. Pero esta espiritualidad es distinta, es más moderna, no
es represora, más bien lo contrario, es liberadora del deseo como si Baco mismo
hubiera bajado al conurbano y nos invitara a celebrar el presente.
Mientras
día a día la Iglesia pierde credibilidad y creyentes, nuevas espiritualidades
van ocupando su espacio. Es destacable en la nota publicada por el diario antes
mencionado, la situación de El queso y
los gusanos. Y es que a veces cuestionar ciertos dogmas no es
necesariamente negarlos, si no, repensarlos y volverlos más adecuados, porque
la religión es discurso y es ideología, y, por ende, es dinámica, voluble e
inasible y tratar de contenerla es, básicamente, condenarla o privar a la
humanidad de vivirla plenamente.
Una
de las escenas que más me impactó dentro de la obra es “la multiplicación de
los peces”. Y es que este evento ejecutado por el mismísimo Jesucristo, acá es
llevado a cabo de forma literal y mucho más realista por los habitantes de la
villa, quienes lo único que buscan es la prosperidad del lugar donde viven. Y
es que, en su origen, la religión católica se apoya en los pobres, les da
esperanza y los ayuda a crecer espiritualmente y avanzar en la vida. Mientras
que hoy la “caridad” pareciera, mal entendida, paralizarles.
El
arte de la tapa del libro siempre me pareció, sublime. Es sencillo, como con
cierta humildad propia de la villa o de esta Virgen cabeza, alude a la
maravillosa escena de los peces, pero también, a San Cayetano, que lleva Paz,
Pan y Trabajo. Cosas que parecieran estar siempre en carestía y que hoy, más que
nunca, necesitamos.
Dice
la nota y el libro, que la Virgen habla como una dama dieciochesca, sin
embargo, yo creo que la prosa de esta obra es en sí de un barroco del siglo
XXI, con un vocabulario enriquecido por la alta y la baja cultura, y por el
intercambio pluricultural de la globalización. Es entendible, entonces, que la
periodista en cuestión se sienta cautivada por esta forma de vivir la religión,
sin templos, sin culpas, que acepta el progreso de quienes están más abajo.
¿Pero
están preparades quienes están más arriba para aceptar estas nuevas formas de
vivir la religión? ¿Están preparades para ver progresar a quienes menos tienen
o a quienes creen desechables? ¿Estamos todos y todas dispuestes a aceptar los
cambios?
Teniendo
en cuenta que la productora que va a llevar este libro a la pantalla es la
misma que llevó Kryptonita (que en
algún momento tendrá un espacio en este blog), creo que las expectativas son
altas.
Agus Argiz
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