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La otredad en dos cuentos de Joao do Rio II

Retomando el artículo de la semana pasada sobre “El bebé de tarlatana rosa” de Joao do Rio, (https://rinconeduylit.blogspot.com/2020/12/la-otredad-en-dos-cuentos-de-joao-do.html), hoy analizo el tema de la otredad en el otro de los cuentos de este escritor brasileño, titulado “El hombre con cabeza de cartón”.

“El hombre con cabeza de cartón”

En una ciudad capital, en la cual la gente se atropella – literal y metafóricamente (Había millares de automóviles a las disparadas por las arterias matando gente para matar el tiempo[1])- Antenor se destaca entre sus habitantes: él es la excepción mal vista[2]. Esto se debe a que es distinto: dice la verdad, piensa libremente y es bueno. Todas estas cualidades, no obstante, son vistas por sus contemporáneos como negativas, incluso la familia veía llegar en Antenor a la mismísima revolución[3]. Lo distinto puede subvertir el orden establecido y eso implica un peligro, ya que es una amenaza latente.

El mandato social busca imponerse. Tratan en vano de convencer a Antenor de que haga lo que cualquier joven “debe hacer”: ser bachiller y después empleado público nacionalista[4] pero él se resiste y expresa su deseo de trabajar. Frente a esto, le replican: Un vagabundo es un sujeto a quien le faltan tres cosas: dinero, prestigio y posición. Si no las tienes, aún trabajando, eres un vagabundo[5]. Si él elige trabajar, inmediatamente va a estar posicionándose en el margen, ya que el vagabundo es visto como lo otro, lo ajeno. Efectivamente, mientras él mantiene su postura, es un exiliado de la sociedad, un vagabundo que nunca encuentra su lugar y tiene que vagar de trabajo en trabajo sin lograr permanecer en ninguno.

Antenor no sólo es considerado como un vagabundo sino también como un loco (Tú estás completamente loco[6]). Es común en toda sociedad que se llame de esta manera al incomprendido. Su locura se vuelve peligrosa manía[7] y se cree que podría perjudicar[8] a alguien, y, con estas excusas, sus empleadores no tardan en despedirlo. Sin embargo, el narrador se aleja del punto de vista de los ex jefes de Antenor y hace su propia evaluación de la situación: Los patrones que más habían lucrado con sus ideas eran los que más hablaban. Los compañeros que más lo habían aprovechado teníanle rabia (…) Le resultaba imposible tener amigos, por mucho tiempo, porque estos sólo lo eran mientras no lo habían explotado[9]. En este comentario valorativo, las palabras lucrado, aprovechado y explotado cobran una gran importancia ya que ponen de manifiesto la mala actitud de la gente frente a la bondad del personaje, así como también la idea de que el que es marginal es explotado. Entonces, advertimos que el narrador ve como equivocados a los otros y no al protagonista de su relato: desde este lugar cabe preguntarse, ¿quiénes son frutos de la desubicación?, ¿quiénes tienen realmente razón?

Pese a saberse con razón, Antenor siente el choque con la razón de los otros o con intereses o era presa de la sugestión de los ajenos[10] En este enfrentamiento de él con el resto, queda relegado al lugar del silencio. Ya ni sus familiares lo saludan. El amor le llega acompañado de las mismas exigencias que la sociedad le demanda. El rechazo y la marginación lo llevan a pensar que quizás es él el equivocado. Finalmente, la sociedad termina amoldándolo a sus intereses: él deja su cabeza para que la arreglen y se pone una de cartón, es entonces cuando logra “encajar” con el resto. Antenor se olvidaba del pasado, amaba su tierra. Era el modelo de la felicidad. Funcionaba admirablemente[11]. Con este cambio, el sujeto empieza a funcionar en la sociedad y puede seguir o ser el modelo. Además, sólo al perder la capacidad de pensar logra amar a su tierra pese a la maldad de la gente que en ella vive.

Es evidente que la cabeza de cartón del protagonista representa la chatura tanto de él, después de su tan esperado cambio, como de las personas en general.

Cuando Antenor recuerda ir a buscar su cabeza, el relojero le dice: - Las cabezas de cartón no son malas del todo. Fabricación en serie. Se venden mucho[12]. Aquí se pone en evidencia, que el protagonista no funciona en su entorno por su originalidad, por ser único y pensante. La fabricación en serie, lo masivo, en los que se apoya la sociedad moderna, aplastan al individuo como tal. Si bien el relojero le plantea que su cabeza es la mejor del mundo y que funciona perfectamente, reconoce que hace bien en no querer volver a colocársela.

La verdad en las palabras del relojero en el momento en que juzga la cabeza de Antenor como destacada por sobre cualquier otra se vuelve relativa, ya que no coincide con la “otra verdad”, la de toda una sociedad que la juzga como aquello que funciona mal. La opinión de la mayoría se impone incluso contra la opinión propia y el protagonista decide usar para siempre su cabeza de cartón y volverse, así, tan despreciable como el resto. La inclusión se da finalmente a costa de cercenar la verdadera esencia de Antenor, su originalidad, su bondad y su capacidad de pensar, valorada esta última como demasiado peligrosa. Entonces, no hay verdadera inclusión, ya que las diferencias no se aceptan. La otredad no tiene cabida.

 

Daniela Valenzuela

 


 

 

Bibliografía:

 

Cuentos del Brasil. (1996). Antología. Buenos Aires: Kapelusz.

 



[1] Do Rio, J. “El hombre con cabeza de cartón” en Cuentos del Brasil. Antología. P. 103

[2] Op. Cit. P. 103.

[3] Op. Cit. P. 104.

[4] Op. Cit. P. 104.

[5] Op. Cit. P. 106.

[6] Op. Cit. P. 106.

[7] Op. Cit. P. 107.

[8] Op. Cit. P. 107.

[9] Op. Cit. P. 107.

[10] Op. Cit. P. 107.

[11] Op. Cit. P. 110.

[12] Op. Cit. P. 111.

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Te felicito me parece una muy buena sinopsis del cuento y un análisis impecable.
    Yo agregaría que Joao do Rio seguramente quiso presentar crudamente el concepto de ocredad ya que presenta a los personajes en una forma maniquea. Antenor es el bueno que se destaca de la sociedad que es la mala.
    La falta de empatía por parte de la sociedad y la aceptación final de Antenor a lo impuesto por esta, es un tema muy interesante que ya fue planteado por Platon en su analogía de la caverna donde la falta de aceptación a lo planteado por individuo termina trágicamente
    Este tema que parece solamente un juego mental en la realidad se vio reflejado en la filosofía Fascista (donde las ideas individualistas no deben de existir y las personas deben ser el engranaje de una maquinaria perfectamente armónica) en contraposición con la filosofía Anarquista (donde no deben de existir ninguna autoridad ni leyes que limiten al individuo). Lamentablemente estas dos filosofías fueron la causa de millones de muertos
    Lo real es que ser humano no debe de dejar de tener sus pensamientos individuales y tiene que vivir en una sociedad (por ser un animal gregario y también por ser la única forma de existencia en un mundo tan complejo y superpoblado como el actual) por lo que el comprender al otro es imprescindible

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