En estos tiempos, salud y educación han
sido temas centrales en las agendas mediáticas de todo el mundo. Sin embargo,
hemos notado que ambas cuestiones parecerían nunca ir de la mano. Parecería que
la salud solo sirviera para justificar una inasistencia en las instituciones
educativas o la excusa ideal para cambiar una fecha en la entrega de un
trabajo. Mientras que, a la inversa, la educación o, mejor dicho, su falta, se
presenta como la causa de descuidos en el cuidado personal de las personas.
Gracias a los grupos de Whatsapp de las
escuelas tuve la oportunidad de sumarme a un conversatorio propuesto por la
agrupación Vera Peñaloza. Para mí este dato no es menor. Una agrupación
política propone acercar un binomio que, para la gran mayoría, va por caminos
separados en tiempos donde la Educación sexual integral (ESI) aúna estas dos
cuestiones como política de estado al tiempo que es cuestionada por múltiples
sectores de la sociedad. Sin contar que, desde hace algún tiempo ya, es
obligación de las escuelas integrar e incluir a jóvenes con condiciones
sexuales, cognitivas, físicas, motrices y psicológicas diversas. Y es que como
política de estado y como ejercicio ciudadano, una sociedad sana y educada es
esencial para acceder a y ejercer plenamente sus derechos y deberes.
Sin más preámbulo, entonces, paso
compartir los nuevos saberes que he adquirido. Cabe destacar, que en docencia
(y creo que así debería ser en toda disciplina) la formación continua es la
mejor herramienta para afrontar y resolver las problemáticas nuevas y no tan
nuevas que van surgiendo en el día a día.
La modalidad de los encuentros fue de
“conversatorio”. Y destaco esto porque considero que es una forma muy
interesante para explotar de aquí en adelante. Sobre todo, porque cada une
desde su ámbito de competencias puede hacer aportes a temas de distinta índole
sin necesidad de armar una estructura acartonada y ponerse en el lugar del “lo
sé todo”, sino que el posicionamiento es más equidistante, democrático y
participativo, y propicia el intercambio de experiencias sin establecer dinámicas
de confrontación y refutación, más bien por el contrario, de cuestionamiento,
reflexión y construcción
Los encuentros focalizaban más en
primera infancia. No obstante, creo fervientemente que, como educadores del
secundario, no debemos perder de vista que los y las estudiantes que llegan a
nuestras aulas son un resultado inacabado de toda una trayectoria previa y que,
aún terminando el secundario, la universidad, el posgrado, lo que sea, tampoco
serán una versión definitiva de les sujetes en cuestión.
Atención desde el inicio
El primer encuentro, guiado por Diego
Lagomarsino, se centró en el desarrollo de les niñes desde su gestación hasta
su travesía por las primeras instancias escolares y la importancia de algunos
cuidados básicos, como la vacunación, la evaluación visual y la auditiva. Una
criatura sana que pueda recibir múltiples estímulos sensoriales, es una
criatura que podrá desarrollar ampliamente su sistema neurológico. Es por eso
que tanto las familias como las instituciones educativas debemos estar atentas
a los controles médicos correspondientes durante la primera infancia.
En cualquier caso, es importante saber
que no sólo desde la constitución y el reconocimiento de los Derechos del niño,
la niña y adolescentes estamos amparados legalmente, sino que desde 2005 la Ley
26.061 asegura la atención primaria de la salud. Por lo que no sólo los
primeros controles deben ser cubiertos por las obras sociales, prepagas y el
estado, sino que además están incluidos tratamientos en relación a patologías
de la vista y el oído.
Por otra parte, una de las cuestiones
en las que hizo hincapié Lagomarsino, es en lo esperable para
cada niñe en las distintas etapas de su desarrollo. La llegada de le bebé a la
familia puede traer aparejada una serie de expectativas, deseos y proyecciones
de les progenitores que no van siempre de la mano con la maduración y
adquisición de habilidades paulatinas del infante. Tanto esperar y exigir más
de lo que puede dar, como subestimar sus aprendizajes puede ser desalentador,
frustrante y traumático durante los primeros años de vida.
Por otra parte, el segundo encuentro,
presentado por Karen Bobadilla, se centró en la adquisición del lenguaje y en
las patologías que puedan ir ligadas a él como producto de alguna cuestión
física (como una falla auditiva), psicológica o emocional. Creo que la premisa
más importante que saqué de este encuentro es que no importa la etapa de
desarrollo del o de la infante, siempre pero siempre, entienden más de lo
que pueden expresar. Es por eso que tanto nuestra forma de actuar a su
alrededor, nuestros estados de ánimo, lo que decimos y les decimos, va a
afectarles y, en consecuencia, se van a apropiar en mayor o menor medida de
nuestros modos de expresión y acción facilitando o perjudicando su desarrollo.
Asimismo, Bobadilla destacó, y considero muy apropiado aclarar, que un
diagnóstico nunca puede ser una limitante, hay que evitar etiquetar y
pensar que eso determina su vida. La condiciona, pero no la determina.
A lo largo de su trayectoria
Los sucesivos encuentros, a mi
criterio, estaban pensados desde un lugar más transversal e interdisciplinario,
ya que sus ejes eran la salud mental, la terapia ocupacional y la discapacidad
en los distintos años de la trayectoria escolar.
Hoy en día, son cada vez más los chicos
y chicas que participan de nuestras clases en compañía de algún tipo de
profesional. Es el caso de les A.T. (acompañantes terapéuticos), M.I. (Maestre
integradore), A.P.N.D. (acompañante personal docente), D.A.I. (docente de apoyo
a la inclusión)… Dependiendo del tipo de institución en la que estemos, ya sea
pública o privada, tenemos la posibilidad de acceder y consultar con los E.O.E.
(equipos de orientación escolar) o los gabinetes psicopedagógicos. Todas estas
figuras muchas veces resultan estigmatizantes cuando no deberían serlo. Creo
que uno de los puntos fuertes del conversatorio fue la desmitificación que
circunda a estos espacios. Pedir ayuda a los profesionales idóneos de forma
temprana puede asegurar un desenvolvimiento más ameno para nuestros y nuestras
jóvenes y un ejercicio más pleno de sus derechos.
Quien dirigía la charla en ese tercer
encuentro, Daniela Chiappetta, mencionó algo que para mí fue revelador (o al
menos no me había puesto a reflexionar): las enfermedades físicas parecieran
aceptarse con mucha más facilidad que las que se vinculan a la psiquis de los y
las jóvenes, siendo que las primeras parecieran inevitables, en tanto que las
segundas son sentidas como un fracaso en la crianza y, por lo tanto, son
negadas o minimizadas por las familias. Asimismo, las obras sociales muchas
veces no cubren este tipo de tratamientos, no todas las escuelas privadas
cuentan con gabinete y los E.O.E. muchas veces actúan de manera tardía puesto
que priorizan aquellos lugares o instituciones de mayor vulnerabilidad.
Por otra parte, se destacaron dos
cuestiones en las charlas. La primera es que muches docentes no están
preparades o no tienen la voluntad para lidiar con lo diverso dentro del aula,
sobre todo en secundaria, donde los equipos docentes pasan menos horas con sus
alumnos y alumnas, y trabajan en más de una institución. La segunda, es que la
presencia de un adulto no docente dentro de la sala o salón marca la presencia
de lo diferente y acentúa inintencionadamente el carácter excepcional de quien
se desea incluir. Obviamente, la preparación tanto del o la acompañante como
del o la docente, podrán crear dinámicas que potencien u obstaculicen la
integración e inclusión del niño o la niña o joven.
¿Qué no hay que perder de vista? Que el
rol educativo en tanto currícula lo tienen les maestres y profesores, mientras
que el o la acompañante, podrá sugerir estrategias, aunque su rol central será
el de contener emocional y psicológicamente al o la estudiante.
Sin embargo, la charla que a mí
criterio, más aportó, fue la de la terapia ocupacional, disciplina que hasta el
momento me era desconocida. La misma fue dada por Sofía Plana y Mónica
Sandaneri. En parte, porque ponía el juego y la estimulación multisensorial en el
centro de la escena. Y en parte, porque proponía múltiples estrategias para
entender qué habilidades y saberes de los niños y niñas estaban más o menos
desarrolladas, cómo alentar la autorregulación y cómo crear entornos de
aprendizaje más amigables. Les dejo algunas ideas (que quizás en el futuro, más
informada, porque realmente me parece que vale la pena ahondar en esto),
profundizaré:
·
El juego como tesoro
·
El movimiento como forma educativa (cambio de
espacios y contextos)
·
Inclusión de distintas materialidades (objetos,
música, apoyos visuales y o audiovisuales)
·
Actividades en etapas.
El último encuentro a cargo de Adriana
Kellmar, de alguna manera, retomaba las charlas anteriores ya que se centraba
en trayectorias educativas diversas, entendiendo a la trayectoria, no sólo como
el recorrido individual de cada estudiante sino como la trayectoria ideada o
propuesta por la escuela para eses estudiantes. La idea de esta charla era
interpelar no solo nuestro rol como educadores sino como parte de las distintas
instituciones a las que estamos vinculades. Esta propuesta se debe a que
todavía la escuela se apoya en ciertos supuestos que, como venimos leyendo, no
tienen correlato con la realidad. Estos son: la gradualidad, la simultaneidad,
la presencialidad, la homogeneidad y el aprendizaje monocrónico. Si bien estos
supuestos tratan de asegurar la igualdad de oportunidades independientemente de
las diferencias iniciales que presentan los y las estudiantes, las
consecuencias de su falta de flexibilidad son de carácter expulsivo, como la
repitencia, la intermitencia, el ausentismo, bajo vínculo con el aprendizaje,
bajo rendimiento y fracaso escolar, así como ciertas trabas a aquelles niñes
que por distintas razones ingresan tardíamente al sistema.
Sin perder de vista que se trata de
una charla sobre salud y educación, Kellmar comentaba que el foco de las causas
de estos problemas eran depositadas, en un principio, en el estudiantado,
luego, en su entorno social (familia, nivel económico, zona de residencia,
origen geográfico y/o cultural, etc.) y recién en el último tiempo, se ha
sumado la escuela a las variables. Es esta pretensión de homogeneidad la
que estaría generando las mayores trabas en este binomio enseñanza-aprendizaje.
Así como también, el tema temporal de la simultaneidad y la fragmentación
horaria, mucho más propia del secundario que de inicial y primario.
Algunas de las sugerencias que he tomado de
lo expuesto y que considero que podríamos tener en cuenta son:
·
proponer desafíos accesibles;
·
aprovechar las situaciones de aprendizaje y trabajo
entre pares;
·
instalarse en la duración del tiempo;
·
"renunciar al control" (siempre y cuando
haya una intención didáctica es posible cederles ciertos privilegios al
alumnado).
·
crear un ambiente de confianza donde se permita el
error y no se lo juzgue;
·
cambiar el "le niñes es" por "le
niñe está"
·
tener la mirada atenta a señales de alerta como la
distracción, la agresividad, la apatía, la demanda constante de atención, la
falta de autonomía, la falta de relación con pares o las relaciones poco
convencionales, etc. ya que ese puede ser une niñe que sufra o tenga alguna
carencia;
·
asimismo, estamos invitados e invitadas a repensar
para qué nos sirve tener un alumne diagnosticade, si para
tranquilizarnos, para resignarnos o para pensar nuevas estrategias de
enseñanza.
Entiendo
que lo central de esta charla es aceptar que nuestras aulas siempre han sido
diversas y lo serán cada vez más, y que está en nosotres crear las estrategias
y comprender que eso no necesariamente implica hacer un trabajo personalizado
en un aula de treinta jóvenes o infantes, sino crear tareas que contemplen y
aprovechen las distintas virtudes y puntos fuertes de quienes están a nuestro
cargo, que les resulten significativas y provechosas, que les despierten la
curiosidad y que, a pesar de que el salón es nuestro dominio, siempre hay
profesionales que pueden ayudar y contribuir en nuestra tarea.
A modo de cierre
Muchas veces, las universidades y
profesorados, al transmitirnos la teoría de lo didáctico y pedagógico, pierden
de vista la continua evolución de las problemáticas, reglamentaciones,
protocolos y contingencias de la vida escolar, es por esto, que a pesar que
estamos muy preparades en cuanto a contenidos, solemos sentirnos desairades en
numerosas oportunidades.
Tras el último encuentro que tuvimos,
viendo en retrospectiva lo visto en los conversatorios, creo que algo que nos
unía era la necesidad de poner en palabras algunas cosas que ya podíamos
intuir, la búsqueda de un marco teórico que amparara y estructurara a aquellas
que ya observábamos en nuestras aulas, y, por último, las ganas de compartir
nuestras experiencias, nuestro entusiasmo y de seguir creciendo
profesionalmente y como seres humanos atentos del otro y la otra.
Hoy más que nunca sabemos que sabemos (más allá de lo que puedan pensar algunas figuras políticas), pero también sabemos que no sabemos TODO y es por eso que reconocemos la potencia del trabajo en equipo, la importancia de la construcción de redes interdisciplinarias y la necesidad de la formación continua.
Agus Argiz
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