Hace un tiempo
ya que los estudios sobre los cuentos folclóricos orales y los cuentos de hadas
literarios han sido objeto de estudio desde diferentes disciplinas. Quizás los
pioneros y las pioneras provengan de la antropología o sean folcloristas
recopiladores como los hermanos Grimm o Andersen (entre muchos otros), sin
embargo, hoy de ellos se ocupan la literatura, la sociología, la historia y
hasta han sido abordados desde las industrias de los medios masivos de
comunicación. Pero… ¿por qué este repentino interés en estas historias
infantojuveniles?
La realidad es
que estas historias, en su origen, estaban pensadas para la comunidad en su
totalidad, sin distinción de edades. De hecho, muchas estaban vinculadas a
ritos de pasaje o a rituales religiosos. A lo largo del tiempo, los cambios
culturales, las guerras, el sincretismo religioso, etc., fueron
transformándolas y alejándolas de sus contextos de producción para formar parte
del cúmulo de tradiciones y saberes que nos ha sido legado y cuya
interpretación y público ha ido variando.
Lo maravilloso:
La categoría de
maravilloso, en realidad, es problemática. Ya Propp en su Morfología del cuento plantea que es muy difícil saber qué queda
englobado dentro de esta, puesto que las fábulas, por ejemplo, poseen un
aspecto maravilloso en sus animales que hablan, y muchos animales tienen un rol
central dentro de los cuentos de hadas. Entonces, ¿qué es lo que hace
maravilloso al maravilloso? Propp sostenía que es la estructura y no la
predominancia de lo sobrenatural lo que permite, o no, encasillar a un cuento
en este género. No obstante, no se puede perder de vista el rol de la fantasía
y la magia dentro de este tipo de relatos.
Lejos de lo que
se suele creer, lo sobrenatural no se evade de la realidad. Los relatos
maravillosos no son literatura de evasión. Y me atrevo a decir que la
literatura jamás le da la espalda a la realidad. La realidad está ahí como modelo,
como referencia. Alejarse o acercarse a ella puede producir diferentes
reacciones o tener diferentes objetivos. En El
irresistible cuento de hadas: historia cultural y social de un género, Jack
Zipes dice:
“Los cuentos de hadas están imbuidos
de la disposición humana a la acción, a transformar el mundo y a hacerlo más
adaptable a las necesidades del ser humano, mientras que al mismo tiempo
tratamos de cambiar y de adecuarnos más al mundo. Por lo tanto, ya sean
escritos, orales o cinematográficos, siempre han estado centrados en encontrar
instrumentos mágicos, tecnología extraordinaria, o personas y animales
poderosos que les permitan a los personajes transformarse a sí mismos junto con
el medio ambiente haciéndolo más apropiado para vivir en paz y satisfacción.
Los cuentos de hadas comienzan con un conflicto, porque todos comenzamos
nuestra vida con un conflicto”[1]
Como se puede
observar en la cita, hay algunas cosas centrales: los relatos maravillosos
pueden venir en diferentes formatos; la idea de transformación, sumamente
presente en la magia, no es más que una metáfora de nuestro propio deseo de
cambiar al mundo y cambiar como personas; y la popularidad y trascendencia del
género viene de la mano de un aspecto universal: la presencia del conflicto y
la búsqueda de su resolución.
Levi-Strauss ya
mencionaba que en muchos rituales religiosos de diferentes comunidades la
presencia de ciertas narrativas acompañaba el ritual. De manera simbólica, los
cuentos transforman, acompañan y ayudan a las personas a transitar situaciones
problemáticas.
Podría pensarse
entonces, que cualquier relato podría generarnos lo mismo, no obstante, es lo alegórico
y lo sobrenatural lo que permite la abstracción e, incluso, la abracción. Un
relato realista podría hacer que no nos sintamos interpelados o identificadas al
ver que personajes tan similares a nosotros y a nosotras difieren en su forma
de ser y actuar según nuestras vivencias cotidianas, y, por tanto, verlo como
una situación ajena a nosotros y nosotras; mientras que enfrentarnos a algo más
alejado de lo “normal” invita a relacionarse de otra manera, a proyectar la
realidad de cada persona de forma más simbólica o emocional y acercando de otra
manera el contenido de la historia. La potencia que los relatos maravillosos
imprimen a las imágenes que aportan es destacable.
Sobre su estructura y sus temas
Dice Propp que
hay una serie de tópicos que se establecen como desencadenantes de la acción.
En tal caso, pueden recaer distintas cuestiones sobre los personajes, a saber:
-
Un personaje se aleja o es alejado
-
Recae sobre un personaje una prohibición
-
Un personaje requiere una información
-
Algo le falta a un personaje, ya sea porque lo
perdió o porque lo desea
-
Un personaje es engañado
El análisis es
mucho más profundo y no sólo presenta subtemas, sino que cada tópico presenta
matices dependiendo de si el personaje es víctima o victimario, el sujeto o el
objeto de deseo, etc. Es acá donde aparece el famoso esquema actancial.
Si bien no
todos los ítems del mismo aparecen siempre, la realidad es que Propp trató de
esquematizar la forma en que solemos incluir a los personajes y sus acciones
dentro del relato. El héroe o heroína de la historia es presentado desde el
inicio y es el sujeto de la acción (ya sea un caballero, una princesa o,
incluso, un falso héroe), el donante aparece en una segunda instancia, pero
también al inicio y tiene como finalidad desencadenar la acción. Por otra
parte, pueden aparecer auxiliares mágicos o ayudantes que colaboran con el
desarrollo y desenlace de la historia. Y, finalmente, siempre se presenta el
agresor, malvado o villano que, según el autor, en general, aparecen por lo
menos dos veces en la historia, la primera, como una aproximación y la segunda,
como enfrentamiento.
El cuento como
totalidad combina las distintas temáticas y formas de actuar de los personajes
creando distintos tipos de historias. En la actualidad algunas de estas
categorías han sido revisadas y se plantea que ciertos tópicos han sido más
predominantes que otros. Es así que, en el caso de que el sujeto de la acción
sea femenino, la persecución, las pruebas de identidad y de valor (casi
económico), el matrimonio y la necesidad de ayuda se vuelven temas centrales
dentro de la narración. Zipes atribuye este fenómeno a que los cuentos con
heroínas fuertes, así como sus narradoras y recopiladoras han sido ignoradas
durante mucho tiempo. Por otra parte, este mismo autor destaca que los roles Hada-ayudante,
Bruja-villana, así como su estética, son productos del devenir ideológico
promulgado en el medievo por la Inquisición.
Como se
mencionó antes, muchos de estos relatos provienen de relatos míticos, y ocurre
que, por ejemplo, en la mitología celta, las hadas pueden ser tanto buenas como
malas. Algo similar ocurre con las brujas, las cuales eran depositarias de
algunos saberes médicos y cuasi científicos de antaño (en general, vinculados a
la botánica y la fertilidad). Incluso, brujas como Baba-Yaga, en el folclore
ruso, pueden actuar tanto a favor como en contra de quienes se acercan a ellas.
La Inquisición como institución ideológica colaboró en la simplificación y
transmisión de estos arquetipos en función de sus propios intereses,
demostrando la importancia del rol de la narrativa en la construcción de
saberes.
La ideología en los relatos maravillosos
Dice Michael Tomasselo en Los orígenes de la comunicación que la evolución cultural acumulativa depende de dos procesos: la imitación y la innovación. Es plausible pensar entonces, teniendo en cuenta la potencia e importancia de la narración de los cuentos maravillosos y que estos relatos han sido transmitidos y sujetos a transformaciones de generación en generación, que ante una nueva audiencia, se necesiten nuevas versiones.
Hoy,
desde grandes estudios como Disney o Ghibli, Pixar y Dream Works, etc. tenemos
a nuestra disposición numerosos relatos con gran diversidad de contenido y
estética. Juan Sklar en su libro Ideologías
animadas, retoma la premisa de Cómo
leer al pato Donald y analiza las versiones animadas de los cuentos
tradicionales con los que crecimos y crecen nuestros hijos y nuestras hijas, y
dice:
“Cada vez que hablo en la radio de
cine infantil, su filosofía y la influencia que tiene en las personas, escucho
una versión de este comentario: ‘Es entretenimiento, están hechas para ganar
plata, no tienen mensaje’. Es verdad, son comerciales. Pero ganan millones de
dólares porque tienen contenido filosófico. Una película como Frozen, que costó 150 millones de
dólares (sin contar la promoción) está obligada a ser significativa […] El
entretenimiento infantil refleja y crea una visión del mundo”[2]
Es
por eso que, a pesar de que podamos valorar obras literarias escritas u orales,
no debemos perder de vista las cinematográficas y audiovisuales en general. Las
similitudes y diferencias en cuanto a las originales, tan solo responden a
variables y necesidades sociohistóricas. Los cuentos maravillosos se presentan
como cosmovisiones completas que son rápidamente asimiladas a la cultura. Ese
aparente vacío en la construcción de un mundo donde siempre hay un final feliz,
es más un mensaje esperanzador que una negación del contexto inmediato.
Los
cuentos maravillosos, ya sean tradicionales o de hadas, son mágicos en todo
sentido. Se alejan de la realidad y nos permiten creer en un mundo sobrenatural
y, a pesar de sus inconvenientes, más feliz donde los problemas siempre se
resuelven. De manera simbólica no sólo nos permiten digerir las grandes
incertidumbres de la humanidad, sino que también nos proponen modelos
arquetípicos sobre cómo actuar y pensar el mundo. Y, como si fuera poco,
aprovechan su flexibilidad narrativa para reinventarse una y otra vez, y seguir
resonando a través del tiempo.
Es
por eso que el mensaje de Sklar sobre no dejar solos y solas a los chicos,
chicas y jóvenes ante la maquinaria editorial, televisiva y cinematográfica, no
parece desatinado. Los relatos maravillosos deben tener su lugar de lectura,
escucha y análisis en la escuela, deben ser acompañados por la visión crítica
de las familias y deben ser disfrutados y estar al alcance de toda la gente con
el fin de que no sea magia transformar el mundo.
Agus Argiz
Bibliografía:
Propp,
V., (1928), Morfología del cuento, Akal,
Madrid, 1987
Sklar,
J., Ideologías animadas, Galerna,
Buenos aires, 2020
Zipes,
J., El irresistible cuento de hadas:
Historia cultural y social de un género, Fondo de cultura económica, Buenos
Aires, 2014
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