En el film de Sturla Gunnarsson, Beowulf y Grendel, (2005) se introducen ciertas variaciones respecto del texto épico medieval. El film es una reelaboración de mirada contemporánea en la cual se toman las dos primeras partes del relato literario, es decir, los capítulos en los que Beowulf se enfrenta a Grendel y, luego, a la madre de este.
En esta transposición, se insertan dos personajes
muy importantes para la construcción de la historia: Selma, que es la mujer que
encarna los poderes mágicos y aúna en su figura las creencias del mundo
antiguo, y el sacerdote celta, que busca evangelizar a los paganos.
Los personajes principales aparecen
presentados de manera muy distinta a los de la obra literaria. Las figuras del
héroe, del monstruo y del rey están construidas a partir de una mirada actual.
Ellos no son los personajes acabados, arquetípicos, que no evolucionan y que
están exteriorizados por completo, tal como propone la épica, sino que son
héroes más novelescos, en tanto se hallan en permanente desarrollo y no son
inmutables sino que hay una evolución de los mismos. Tanto Rodgar como Beowulf
aprenden una lección gracias a Grendel y a Selma, quien funciona como puente
entre los monstruos y los hombres.
El héroe novelesco reúne tanto elementos
positivos como negativos, bajos y elevados, mientras, que, en la épica, no hay
lugar para lo problemático: Beowulf, en el poema anglosajón, es el héroe
incuestionable y Rodgar, el Rey modelo. En el film, todo se relativiza, los
personajes no son inmutables ni sus conductas son modélicas. Es esto lo que los
acerca a la visión que se tiene del hombre contemporáneo y del héroe novelesco.
Beowulf y
Grendel:
Al comienzo del film, hay un narrador extradiegético que, mediante
la palabra escrita sobre un mapa fijo, nos ubica en el marco espacial de la
historia e intenta acentuar su verosimilitud. Las palabras introductorias son
las siguientes:
¡Así es!
Grandes son las historias de las lanzas danesas/ Cómo derribaron y desangraron
a sus enemigos/ Cómo dominaron los mares del norte/ Algunas historias
navegaron,/ otras naufragaron bajo las olas,/ pero no por eso dejan de ser
ciertas.
Este mismo narrador, divide el film en tres partes y a cada una le
pone un rótulo: la primera parte es titulada “Prólogo: nace un odio”; la
segunda, “Del mar, un héroe”; y la última, “Sangre de pariente”.
Prólogo: nace
un odio:
En este prólogo, se nos muestra un paisaje solitario por el cual el
narrador se va desplazando hasta encontrarse con la figura de un niño jugando
y, luego, con la de su padre. Al acercarse a este último, advertimos que es un
monstruo. El narrador extradiegético nos
ubica en el tiempo y en el espacio: 500 d. C cerca de Dinamarca. El padre del
niño está siendo perseguido por unos guerreros a caballo. Un picado empequeñece
a estos hombres, y los degrada como anticipo del acto cruel que están por
cometer: asesinar al padre. Este, pese a no poder salvarse, logra ocultar al
niño. Uno de los hombres se asoma a la pendiente y desde allí descubre al niño
oculto. Este hombre, según descubriremos más adelante, es el rey Rodgar, quien,
al ver a la criatura escondida, se retira del lugar sin decir nada a los demás
sobre lo que vio.
En la secuencia siguiente el narrador sigue los movimientos del
niño, quien, a través de una playa camina para buscar el cadáver de su padre.
Intenta trasladarlo pero, al no conseguirlo, blande la espada, le corta la
cabeza al muerto y se la lleva consigo. El personaje es presentado como débil,
ya que tiene dificultades incluso para sostener una espada demasiado pesada
para su tamaño. Los primeros planos del niño- monstruo, sosteniendo la cabeza
de su padre, ayudan a mostrar la expresión de un personaje, que, se presenta
con conductas muy humanas.
Mientras el niño camina con la cabeza en brazos, la imagen se va
desvaneciendo en una sobreimpresión hasta que la escena que adquiere más
nitidez es la siguiente: en ella se muestra en un primer plano un cráneo. Esa
sobreimpresión marca el paso del tiempo: el niño- monstruo ya es adulto. El
cráneo es el que nos permite comprender que, pese al paso del tiempo, el dolor
por la muerte del padre continúa.
En la secuencia siguiente, el narrador pasa a mostrarnos a los
daneses y sus tradiciones. Los paganos y están realizando un ritual a Odín. Se
nos presenta a su rey y reina.
La soledad y tristeza de Grendel, se contrapone a la supuesta
grandeza y alegría de los daneses, quienes acaban de inaugurar el Herot: el rey
lo presenta como un lugar de diversión, cuando, en realidad, terminará siendo
el lugar de los crímenes de los monstruos. Estas dos historias alternadas se
unen, cuando Grendel aparece en el ámbito de los daneses y, entre la niebla nocturna,
ataca al Herot. Cuando, a la mañana siguiente, el rey ingresa al lugar, un
primer plano de su rostro preocupado nos anticipa el cuadro horrible que
contempla: muchos hombres muertos y desmembrados yacen por todo el sitio. A
partir de este hecho, las dos realidades que parecían ser contrarias resultan
ser similares… la tristeza inunda ambos entornos; nadie está exento de sufrir.
Todo el gran flashback inicial
le muestra al espectador la causa del enojo de Grendel contra el rey y sus
hombres. Mientras que en la obra épica, Grendel furioso por los cantos
cristianos de los hombres del Rey, irrumpe en el Herot, ataca ferozmente a los
daneses y los devora, en el film, el motivo es la venganza personal. Aquí, el
monstruo no es el pagano salvaje que mata a unos cristianos inocentes, sino
que, los hombres del rey han sido despiadados y han cometido previamente un
acto brutal que los lleva a recibir, a modo de castigo, los daños que les
infringe Grendel.
Este comienzo es clave para el espectador, quien podrá ir atando
cabos respecto de lo sucedido y llegar a la verdad antes que el propio héroe. El
protagonista, dubitativo y sin saber realmente los motivos por los que lucha,
irá descubriendo con el transcurso de la historia las causas del ataque de
Grendel hacia los daneses. Al enterarse Beowulf de lo que el espectador ya
conoce, su éxito se empaña y, cual héroe contemporáneo, obtiene un éxito sólo
aparente. Su soberbia inicial se trueca en desazón.
Del mar, un
héroe:
Se introduce la figura del héroe Beowulf saliendo del agua y se ubica
esta escena en Geatlandia.
Su rey comunica la partida de Beowulf y sus hombres hacia
Dinamarca para el amanecer. Ellos irán a destruir al monstruo. Mientras se
hallan embarcados, Beowulf mira las aguas, cuando un brazo monstruoso emerge y
lo agarra. El héroe se libera y el brazo desaparece en las profundidades. Este
es el primer indicio de que el héroe se va a enfrentar a un gran número de elementos
y seres que no comprende. A medida
que él va advirtiendo que es mucho lo que ignora, la confianza en sí mismo irá
disminuyendo y su figura heroica se irá relativizando. Su viaje a las tierras
de Rodgar es un viaje de aprendizaje: el héroe que embarca hacia allí, no es el
mismo que el que emprenderá luego el regreso a Geatlandia.
Mientras tanto, en Dinamarca, vemos a Rodgar, en medio de la
noche, yendo a buscar a Grendel junto con un guardia. Lo llama y lo invita a
pelear con él. Éste aparece y mata al guardia pero no se acerca al rey. Desde
el fuera de campo, alguien (obviamente el monstruo) arroja al espacio in el cadáver del asesinado. Primeros
planos del rey y del monstruo nos insinúan que las miradas de ambos se cruzan.
Grendel huye y el rey no sabe cómo reaccionar. La confusión de Rodgar está
representada formalmente por la presencia del humo de un fuego que arde en el
espacio off y que enturbia su figura.
A partir de aquí, se empieza a construir la figura de un rey
derrotado, quien duda de sus propias creencias y de su propio poder. Es su
mujer la que muestra decisión, frente a su marido que se encuentra desbordado
por la situación en la que se halla inmerso. Esto hubiera sido impensable en
el relato épico medieval, ya que en la
Edad Media la figura real era vista en tanto análoga (en la tierra) a la de
Dios y era, por ende, superior a la de cualquier otra persona. El orden social
establecido debía mantenerse sin cuestionamiento alguno. Además, el lugar de la
mujer nunca podía ser superior al del hombre, por lo tanto, no podía concebirse
la idea de que la mujer manejara la vida del hombre y se comportara como una
figura activa frente a la pasividad masculina, tal como pasa en el film con el rey y la reina.
Uno de los personajes importantes que incorpora el film es el de
un druida celta que busca convertir al cristianismo a los paganos. Él le habla
al rey Rodgar y le plantea la idea de que con la ayuda de Cristo va a poder
enfrentarse al mal y derrotarlo. Si bien el rey al comienzo no adhiere para
nada a las palabras del celta, más adelante va a surgir en él la duda frente a
una sociedad que lentamente va cambiando sus ideas y cuyos hombres
paulatinamente van aceptando ser bautizados para renacer en la nueva fe.
Podemos apreciar que tanto en el film como en la obra literaria,
se da la tensión entre la religión cristiana y el paganismo, pero esta tensión
se construye de manera muy diferente aquí: se da por las dudas de algunos
frente a la nueva fe, el descreimiento de otros, y la conversión de los
restantes. Los que ya han sido cristianizados hacen una lectura simbólica del
monstruo similar a la que se da en la obra literaria y cuentan las hazañas del
héroe de manera hiperbólica, presentándolo como un guerrero de Dios que combate
al mal, que es el diablo.
El otro personaje nuevo es Selma, la bruja del lugar, quien es
consultada frecuentemente por la reina de los daneses pese a vivir aislada, en
un sitio apartado del resto de la gente.
Beowulf en Dinamarca, se muestra, al comienzo, muy seguro de su
destreza en la guerra, se lo ve consciente de su superioridad y ansioso por
derrotar al monstruo y aumentar así su fama. Los primeros planos del héroe que
lo muestran de pie cuando el resto permanece sentado, las posiciones en las que
se lo ubica (en un asiento más elevado que los del resto) y los contrapicados
para enaltecer su figura, muestran, a un héroe soberbio. El protagonista
aguarda el ataque del monstruo para terminar con su vida. Sin embargo, en la
primera noche, este huye sin siquiera ingresar donde se hallaban los guerreros,
así que, durante el día van a buscarlo sin éxito en su empresa.
Beowulf va a buscar a Selma para preguntarle sobre Grendel. Ella,
en un racconto, cuenta cómo llegó a
Dinamarca y por qué elige vivir aislada del resto. Le anticipa, también, que
los daneses le hicieron mal al monstruo y que debe tener cuidado con aquello
que no entiende. En el film, Beowulf es el héroe de la incertidumbre, quien
debe actuar sin comprender las causas reales del conflicto. Su victoria se verá
opacada al conocer la verdad. Selma es la que siembra la semilla de la duda en
él y la que le va a ir mostrando un costado de Grendel que lo aleja de lo
monstruoso.
Beowulf busca contestar las dudas que Selma le generó, hablando
con el Rey. Él quiere saber el motivo del odio de Grendel a los daneses. Lo que
el héroe se pregunta, es lo que el narrador y el espectador ya saben gracias al
prólogo. El rey es el único que puede disipar sus dudas, pero no lo hace. Cada
vez que ambos dialogan sobre el tema, las palabras del rey quedan desmentidas
por las acciones ya vistas en el flashback
inicial. A su vez, esta situación hace patente el desajuste entre la
exterioridad de Rodgar y su interioridad: él miente y oculta. Esto lo llena de
temor y culpa, sentimientos que intentará aplacar convirtiéndose, más adelante,
al cristianismo.
En el film, son varios los personajes que realizan narraciones y,
mediante éstas, hacen circular una historia de Beowulf y Grendel que no
coincide con lo que el narrador omnisciente nos ha ido mostrando. Los
personajes que asumen el rol de narradores intradiegéticos magnifican lo que en
realidad sucedió, quizás, para poder dar cuenta de cómo un hombre termina
siendo, en la ficción, un héroe.
Beowulf vuelve a consultar a Selma, esta vez para preguntarle cómo
encontrar a Grendel. Mientras ambos están dentro de su casa, escuchan un ruido
y, cuando el protagonista sale, ve a Grendel huir. Ahí comienza una
persecución. El monstruo no busca luchar con él: este hecho y las palabras de
Selma, llevan a que el héroe se pregunte si el monstruo no lucha solo con
aquellos que le hicieron daño: idea que luego va a poder confirmar. Ella en un racconto le dice el nombre del monstruo
y le cuenta cómo él la ayudó frente a los abusos reiterados de los daneses.
Gracias a la mediación de Selma, el héroe interroga nuevamente a Rodgar. El
rey, en medio de su desesperación y su miedo, se bautiza.
En la escena siguiente, el héroe se encuentra con un hombre que le
indica dónde es la cueva de Grendel pero el camino es casi inaccesible. Un
primer plano del protagonista nos muestra su incertidumbre. Él acaba de ver a
un niño entre las cuevas que dan a las aguas por las cuales navegan. En medio
de las bromas de los guerreros y las dudas del héroe, un brazo monstruoso sale
del agua e intenta arrastrar consigo a uno de sus compañeros. Esta situación no
amedrenta a los hombres de Beowulf, sino que, por el contrario, reunidos en el
Herot, se burlan del monstruo; pero, en este punto, el héroe ya no puede
mantener un discurso tal como el del comienzo. Ya no tiene la misma seguridad y
es consciente de que se enfrenta a algo que no comprende.
Beowulf y sus hombres finalmente han encontrado la morada del
monstruo. Un cráneo, vuelve a funcionar como nexo entre secuencias: es la
cabeza del padre de Grendel. Uno de los hombres lo agarra y lo destroza. Los
primeros planos del héroe muestran en su rostro la preocupación por el accionar
de su compañero, quien pierde de vista la obligación de respetar a los muertos.
Cuando Grendel regresa a su cueva oscura y llena de humo, advierte que el
cráneo ha sido destruido. Se lamenta y huele los restos para poder dar con el
que hizo eso. La guerra se declara y el monstruo va al Herot y ataca a los
hombres. Grendel mata al que destruyó la calavera de su padre, hasta que
Beowulf lo atrapa y sujeta su brazo con una soga. El héroe mira al monstruo,
quien queda colgando del brazo. Para huir, se lo arranca y huye en medio de la
oscuridad. Un primer plano de Grendel, nos muestra al monstruo agonizante y su
muerte, cuando cae al agua.
En la obra literaria, Beowulf era muy superior al héroe que se
presenta en el film. De hecho, se lo describe con una fuerza desmedida, esta
condición, lo lleva a enfrentarse sin
armas al monstruo. Lo captura sin ayuda de elemento externo alguno y lo sujeta
con su propia mano sin soltarlo hasta que el monstruo, de tanto forcejear,
termina huyendo sin su brazo. En el film, el protagonista está humanizado y, por
ende, no posee esa fuerza tan extrema.
Cuando Beowulf comprueba que el monstruo ataca sólo a los que lo
perjudicaron, culpa al rey de haberle contado solo parte de la historia. En ese
momento, Rodgar, en un racconto, le
cuenta que él fue el culpable de la muerte del padre del monstruo y sus
palabras se fusionan con una de las imágenes ya vistas en el prólogo a modo de flashback. Beowulf ve el error del rey y
el suyo propio pero ya no hay vuelta atrás.
Los guerreros celebran la muerte de Grendel, pero Beowulf, lejos
de estar alegre, vuelve a consultar a Selma. Es allí cuando ella le cuenta cómo
el monstruo la defendía y que ambos tuvieron relaciones una vez y que, a partir
de ese hecho, él siempre la protegió y evitó que los daneses la violaran.
Gracias al aporte de la bruja, el monstruo se presenta cada vez más humanizado
y los hombres del rey, cada vez más inhumanos y brutales.
Sangre de
pariente:
La última parte del film, “Sangre de pariente”, muestra cómo la
madre de Grendel ingresa al Herot a buscar el brazo de su hijo muerto y mata a
varios guerreros. Se hace un primer plano de ella, que grita al ver el brazo de
su hijo puesto como trofeo en el cuarto de descanso de los guerreros. Ella toma
el brazo y varios hombres van a atacarla pero son derrotados.
Mientras Selma yace en el lecho con Beowulf, Rodgar, en la noche,
dentro del Herot, contempla la nueva matanza desesperado.
Ahora los guerreros deben terminar con la nueva amenaza: la madre
de Grendel. Todos montan a caballo siguiendo rastros de su nueva oponente, ingresan
a una cueva y el héroe descubre que bajo el agua hay otra entrada. Él solo se
sumerge, nada y emerge del agua, detrás de una cascada. En una roca está el
cadáver de su antiguo oponente, Grendel, y, a un costado, una montaña de
riquezas. Se hace un primer plano del héroe, se muestra luego al cadáver y
vemos cómo Beowulf se va acercando. Un grito desde el fuera de campo nos
anuncia que la madre del monstruo está allí. Beowulf es atacado por ella. Del
montón de riquezas acumuladas, Beowulf recoge una espada y mata a su
contrincante. Un primer plano nos muestra el rostro del monstruo desfalleciente
y de espaldas se la ve caer, mientras el héroe permanece de pie sosteniendo su
espada.
En un plano detalle de una roca, algo se mueve. Beowulf se acerca
a la roca y descubre al niño, que se le presenta blandiendo la espada que antes
se nos había mostrado. El héroe, junto con el espectador, se da cuenta de que
ese niño es hijo de Grendel y Selma. Entonces no le hace daño, sino que,
contrariamente, le dice que debe sentirse orgulloso de su progenitor.
En la secuencia siguiente, en medio de los ritos daneses,
Rodgar le pide perdón a Beowulf por haberlo metido en tal situación y le cuenta
al héroe que, según las palabras del celta, él será perdonado por sus errores y
le habla al héroe del Cielo.
Antes de partir hacia sus tierras, Beowulf va a la vivienda de
Selma para despedirse, pero allí encuentra tristeza y palabras de reproche por
sus actos. Ella se aleja y él queda solo. Entonces, para compensar sus actos, erige
un túmulo en honor de Grendel, mientras el hijo de aquél contempla llorando el
accionar del héroe- asesino de su padre.
Finalmente, los guerreros parten. El narrador permanece fijo en un
principio, hasta que se nos muestra el interior de la nave. En ella, Beowulf
está erguido mientras que dos de sus compañeros narran el poema que cuenta sus
hazañas hiperbólicamente y cargado de simbolismos cristianos, esta situación va
acompañada de una música suave (sonido over)
de fondo que el narrador extradiegético nos hace escuchar. En esta narración,
vuelve a verse la tensión permanente entre el cristianismo y el paganismo:
algunos de los guerreros desconocen la nueva fe, otros conocen sólo partes del
mito judeocristiano y las cuestionan mientras que otros ya adhieren a él.
Conclusiones:
La historia se nos presenta casi como cíclica, ya que, al
comienzo, Grendel es un niño que presencia el asesinato de su padre y, en una
de las últimas escenas, se ve al hijo de Grendel y Selma, que sufre por la
muerte de su progenitor y presencia el asesinato de su abuela, por parte de
Beowulf. Ambas escenas son análogas. Esto permite que el espectador se
cuestione sobre la posibilidad de que la historia de la venganza se repita. La
duda se siembra también gracias a unas palabras que Selma le refiere al héroe
sobre el hecho de no haber aprendido la lección de Rodgar. Por ende, el final queda abierto
habilitando la posibilidad de una continuación en el futuro.
Tal como ya desarrollamos, en la trasposición fílmica, el narrador
es heterodiegético y, en relación con los actantes, vimos que se incorporan
varios personajes: el más importante de ellos es el de Selma, la bruja del
lugar, quien funciona como cuasi amante del héroe y, a su vez, y,
fundamentalmente, como mediadora entre Beowulf y Grendel. Bien sabemos que
tradicionalmente, la mujer es la depositaria de los bienes culturales, es la
que los enseña y la que conserva la voz del que no tiene voz: Grendel está
privado de la capacidad de habla pero gracias a Selma tanto el espectador como,
hasta cierto punto, Beowulf, pueden acceder a su psicología. Así, esta mujer es
el puente entre el héroe y sus oponentes, entre quienes, a lo largo del film,
las diferencias se van a ir achicando y las fronteras, desdibujando.
El otro personaje nuevo importante es el druida celta. Como los
personajes principales del film son paganos, puede incluirse a este personaje
que busca impartir su fe. Los daneses se encuentran en un momento de transición
del paganismo al cristianismo y esto se muestra permanentemente: algunos
paganos mantienen sus creencias, otros dudan respecto de lo que el druida les
dice y los restantes terminan bautizándose. Las diversas posturas respecto de
la nueva fe que muestran los personajes, hacen que, tal como sucede en la obra
literaria, se construya esa oscilación entre creencias de la que ya habíamos
hablado. Si bien la situación que en el film se presenta es muy distinta a la
del texto, la tensión en él también tiene lugar. Además, los distintos
narradores intradiegéticos que son paganos convertidos al cristianismo, nos
muestran cómo su nueva creencia contamina sus relatos. Incluso el rey, tan dubitativo y temeroso,
termina adhiriendo a la nueva fe y parece restituir su confianza.
La mirada que propone el film sobre el héroe y sobre el monstruo
es muy diferente a la del texto literario: aquí, Grendel está más humanizado,
y, lejos de vinculárselo con el diablo, se muestra el porqué del ataque por
parte de éste hacia los hombres del Rey Rodgar. Este último es presentado con
máculas y dubitativo respecto de varias actitudes tomadas y por tomar.
Aquí, el viaje del héroe es un viaje de aprendizaje: Beowulf se
despoja de su soberbia, advierte las debilidades del género humano, reconoce su
error y se arrepiente de su conducta inicial.
El héroe, entonces, ya no tan heroico, parece lamentarse por haber
dado muerte a un monstruo que se aleja de lo maligno y que hasta funciona como
benefactor de Selma, frente a la brutalidad de los hombres, quienes abusaban de
ella libremente. Ella es crucial en la historia ya que es quien siembra la
semilla de la duda en un héroe que parecía seguro de la misión que debía
cumplir. Ella lleva a que él se pregunte por la causa del conflicto y que
evalúe la forma de proceder de un monstruo que sólo da muerte a los guerreros
del Rey y no mata a nadie que se halle indefenso. Beowulf se acerca a ella en
tanto la bruja de la zona para que lo aconseje y le cuente sobre lo que ve
respecto de la situación y ella teje un puente entre rivales, le da la palabra
al monstruo silenciado y pone en evidencia los errores de los hombres en
general y la forma de proceder de este héroe tan imperfecto por desconocer la
verdad de lo que está defendiendo. Grendel es el monstruo que, según las
palabras de la mujer, se comporta más humanamente que los imperfectos hombres.
Las fronteras entre lo humano y lo monstruoso se difuminan, así como el límite
entre el bien y el mal. Los personajes principales dan lugar a la polémica,
permiten que se relativice el concepto del bien y el mal, exteriorizan una cosa
pese a estar sintiendo otra y se van desarrollando a lo largo del film, cual
héroes novelescos.
Bibliografía
consultada:
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