Aclaración:
A partir de un
seminario de Literatura policial llamado “La escena del crimen”, que realicé
entre abril y mayo de este año, de la mano del escritor argentino Vicente
Battista, extraje las siguientes conclusiones acerca del género en cuestión y
amplié los contenidos allí expuestos.
Precursores del género:
Los asesinatos, los
robos y estafas, entre otros, son temas que están presentes en innumerable cantidad
de relatos, pero estos no necesariamente son policiales en el sentido estricto
del término.
Algunos afirman que
Edipo fue el fundador del género policial. La obra de Sófocles lo presenta ya
asentado como rey de Tebas, pero con un enigma por resolver: el crimen de Layo.
Hasta que no sea castigado el asesino, no se detendrá la peste que azota la
ciudad. En este punto, Edipo se compromete y empieza a funcionar como una
suerte de detective. Sófocles, entonces, habla casi en el lenguaje del
policial.
Hay también una
fábula de Esopo que contiene el germen del relato policial, ya que en ella se
cuenta que un zorro ve que entran animales a la cueva de un león y que ninguno
sale. Entonces, el astuto animal deduce que el rey de la selva se los come. El zorro,
que se destaca por su inteligencia, se maneja como un investigador, es decir
que usa el razonamiento y puede ver más allá que el común de los mortales.
Son muchos los
relatos que, sin ser policiales, pueden entenderse como precursores del género.
Policial de enigma (policial clásico):
Ahora bien, cabe preguntarse,
cuáles son los rasgos del policial de enigma (también llamado clásico): en
primera instancia, podemos decir que el escritor de policial parte del final de
la historia y, a partir de ese final que conoce, retrocede y empieza a contar esos
hechos que ya sabe. Es decir, va hacia atrás. Lo que abre la narración es el
crimen ya consumado. Entonces, en definitiva, todo policial narra, en realidad,
dos historias: la de la investigación, que es la que constituye la parte más
extensa del texto y, por último, la del crimen, en la cual se reconstruyen los
hechos acaecidos.
El investigador,
quien se destaca por una inteligencia cuasi sobrehumana, no es un funcionario
del Estado, no es un policía, sino que es un detective privado que aventaja en
su destreza a cualquier uniformado. A este último no lo mueve un sueldo, sino
que lo siente como una especie de desafío a su inteligencia. En una suerte de
competencia intelectual, criminal y detective se enfrentan.
La razón se
antepone a la fe. El conocimiento racional se pone por encima de la religión. Los
casos se resuelven con la razón y la intuición. La intuición sola no sirve, ya
que no puede resolverse un crimen por un sueño o un simple pálpito. Hay que dar
las razones.
Es interesante ver
cómo el autor textual juega permanentemente con los lectores haciéndolos
sospechar de varios personajes, que resultan ser inocentes. La verdad siempre
se revela al final. El escritor argentino Jorge Luis Borges, en una conferencia
sobre el cuento policial, expresa que, Edgar Allan Poe es el inventor del
policial pero no solo eso… es, también, el creador de un nuevo tipo de lector:
el lector de policial lee con sospechas. El narrador da pistas pero, a la vez,
distrae. Todo lo que se escribe es sospechoso… Eso es lo que nos enseña Poe.
El gran maestro
norteamericano funda el género con su cuento “Los crímenes de la calle Morgue”
que data del año 1841. Su detective, Auguste Dupin, vive de noche y resuelve
todo a partir del pensamiento. Este hombre tiene alguien que lo cuenta, que cuenta
sus peripecias, aventuras. ¿Quién?: su ayudante. Este esquema creado por Poe se
repite en Sherlock Holmes (del escritor Conan Doyle), quien tiene como narrador
a Watson y en Hércules Poirot (de Agatha Christie), que tiene a Hastings. En
los tres casos, los narradores/ ayudantes son personajes que están por debajo
del nivel intelectual del detective y, de algún modo, representan al lector.
La máscara es el símbolo del
policial de enigma.
En esta etapa, los
relatos de este género, tienen una resolución casi calcada. Después de esbozar
varias teorías y mostrar sospechosos, el detective señala al asesino que está
entre los presentes. Los crímenes se cometen en la alta sociedad. Al final, se
supone que el delincuente va a ser juzgado y apresado. Ningún escritor de
policial clásico entra en lo político. La sociedad reflejada es la burguesa,
bien estructurada, perfecta. En ella, lo único malo es el criminal, quien es
leído como la mancha que ensucia. Este es descubierto, y condenado justamente
(algo completamente ajeno a lo que sucede en nuestra realidad).
Si se hubiese
mantenido ese estilo, quizás el género se habría agotado y habría desaparecido,
porque es cada vez más evidente que lo que muestra es muy poco creíble.
El miedo provoca la
investigación y la investigación hace desaparecer el miedo. Estos son dos
elementos claves en el policial.
Escritores destacados del género:
Como ya vimos, los
escritores que gozan de mayor renombre dentro del policial clásico son: Edgar
Allan Poe, Agatha Christie y Conan Doyle, quien vivió un fenómeno social muy
particular.
Conan Doyle creó a
su detective Sherlock Holmes a los 33 años. Estudio
en escarlata es del año 1887. Es curioso que en el año 1893 Doyle mate a su
personaje Sherlock y a su enemigo Moriarty en un cuento que se llama “El
problema final”. Sin embargo, como la fama del detective era muy grande, hubo
un movimiento para que el autor reviviera a su personaje. Frente a estos
reclamos, varios años después, Doyle publica “La casa vacía” en donde Watson
recuerda a Sherlock compungido hasta que aparece Holmes y revela que está vivo.
Allí se da toda una explicación que, aunque inverosímil, es aceptada por el
público.
Sherlock Holmes aparece
en 4 novelas y 56 cuentos de Conan Doyle. Pero reaparece en series, películas y
más textos de otros autores porque el personaje está instalado y trasciende a
su autor. Es un personaje clave para el género policial y para la literatura en
general.
Policial negro:
Ante una sociedad
violenta y en crisis, el policial clásico resulta casi ridículo y debe, para no
desaparecer, transformarse.
En 1920, en la
revista Black mask (dedicada a los
relatos policiales), encontramos, por primera vez, a Dashiell Hammet. Cosecha roja es su primera novela y data
de 1929. Ella rompió con lo que hasta ese momento se conocía como novela
policial. La historia refleja lo que estaba pasando en Estados Unidos, con lo
cual, Hammet marca un rumbo, que tiene que ver con un policial más sucio y que,
por primera vez, no está ajeno a la historia ni a la política.
En esa época, los textos
de Hammet eran entregados como modelos a seguir por el director de Black mask para que los escritores
emergentes escribieran como él. El material de esa revista, entonces, era de
primera calidad.
El policial negro no necesita
de un enigma, ni siquiera de un crimen. Este da cuenta de lo que pasa en la
sociedad, por ende, no está ajeno a la política.
Otro grande del
policial negro fue Raymond Chandler, quien expresó que la gran virtud de Hammet
fue haber sacado el jarrón veneciano del living y haberlo arrojado al barro de
la calle, ya que ahí es donde pasan verdaderamente los crímenes.
La escritora Patricia
Highsmith da una vuelta de tuerca a todo: nos impone historias insólitas al
poner en marcha a personajes que, pese a no ser muy buenos, generan simpatía en
el lector. Estos, a su vez, son personajes cambiantes.
Policial en Argentina:
La primera novela
policial en lengua española es La huella
del crimen escrita por un abogado de alcurnia llamado Raúl Waleis. Esta es
anterior a la primera obra de Doyle, pero su personaje es similar al de Sherlock
Holmes. Pese a que el escritor es argentino, ubica los hechos narrados en
París. Esta novela fundadora del policial argentino fue ignorada durante cien años.
Los tres autores del
surgimiento del género policial son: Poe (en Estados Unidos), Gaboriau (en Francia)
y Waleis (en Argentina).
Jorge Luis Borges y
Adolfo Bioy Casares fueron muy importantes para el género, ya que fundaron la
colección “El Séptimo Círculo” en el año 1945. Ahí publicaron numerosos relatos
policiales clásicos ingleses. Por otro lado, de manera conjunta, ambos
escribieron el libro de cuentos titulado Seis problemas para don Isidro
Parodi en el cual reinterpretan, a modo de parodia, el policial clásico.
A estos dos
escritores no les interesaba demasiado el policial negro, sí el clásico. La
suya es una literatura no comprometida políticamente pero, independientemente
de eso, totalmente destacable. A mi entender, entre los mejores cuentos policiales
de Borges pueden ubicarse “La muerte y la brújula” y “El jardín de los senderos
que se bifurcan”.
En el año 1953,
aparece una literatura comprometida de la mano de Rodolfo Walsh, periodista y escritor
interesado por la novela de enigma, quien publica una antología de cuentos
policiales argentinos (la primera de cuentos argentinos). Él escribe a la
manera del policial negro norteamericano, a pesar de que su obra se clasifica
como non fiction.
Un clásico del
policial argentino es la gran novela de Marco Denevi, Rosaura a las diez, publicada en 1955.
En el año 1969,
Ricardo Piglia dirige la “Colección Serie negra” e incluye, como novedad, obras
traducidas a la manera del habla porteña.
Género policial y sociedad:
El género policial
pareciera estar emparentado con los hechos históricos que cambian el mundo: Poe
funda el policial clásico cuando se da una transformación política y social: la
Revolución industrial. Por otro lado, en el contexto en que Marx y Engels
presentan sus manifiestos y hay una gran crisis del sistema capitalista, hay un
crack financiero generado por la caída de la bolsa en 1929, surge el policial
negro de la mano de Hammet.
Henning Mankell va
más allá del policial de enigma y del policial negro. Presenta un nuevo modo de
policial. El policial negro, por su modo de desarrollarse, no requiere de
muchas páginas. Mankell, sin embargo, escribe obras más extensas porque se
emparienta con la obra de Charles Dickens, quien tiende a insertar varias digresiones
a la hora de narrar. Mankell, a su vez, puede asociarse con el derrumbe del
modelo capitalista del bienestar.
Daniela Valenzuela
Comentarios
Publicar un comentario