Ir al contenido principal

Sobre la enseñanza de la escritura

En El grano en la voz, que compila una serie de entrevistas a Roland Barthes, le preguntan al pensador fracés si es posible enseñar, realmente, literatura. Es decir, es posible enseñar a apreciarla, a emularla, a escribirla, a leerla de manera crítica… sobre todo, el ámbito de la escuela. A este interrogante, Barthes responde:

“[…]A esta pregunta que recibo de frente contestaré también de frente diciendo que solo se puede enseñar eso. […] Es desarrollar el espíritu crítico del que hablé antes. Pero se trata de saber también si se debe enseñar algo que sea del orden de la duda o de la verdad ¿y cómo escapar de esta alternativa? Hay que enseñar la duda unida al goce y no al escepticismo. Mejor que la duda, habría que buscar del lado de Nietzsche, allí donde habla de “estremecer la verdad”. El objetivo último es hacer temblar la diferencia, el plural en el sentido nietzscheano, sin dejar hundirse jamás el plural en un simple liberalismo, aunque esto sea preferible al dogmatismo. Hay que plantear las relaciones del sentido con lo “natural” y sacudir ese “natural”, asestado a las clases sociales por el poder y la cultura de masas. […]”

Es por eso que cuando pensamos en cómo encarar la escritura creativa y (por qué no) académica, tenemos que preguntarnos acerca de la realidad en si es posible transmitir nuestras percepciones sobre el mundo y en cómo podemos a ayudar a otras personas a que puedan hacerlo también.

El corpus de libros que presentamos busca poner en tensión al mundo real en relación al mundo imaginado, al que deseamos a partir de los cambios que haríamos en él o el que creemos que podría ser a partir de la exacerbación de sus aspectos negativos. Gianni Rodari en su Gramática de la fantasía, asevera que  la imaginación juega un rol determinante dentro del desarrollo no sólo de niños y artistas, sino de la humanidad toda. A su vez, en el prólogo a esta obra, Rosa Rottemberg hace hincapié en que “el uso de la fantasía es, en esencia, una manera potente de establecer una relación activa con la realidad”. En las notas preliminares, el propio Rodari rememora el momento donde encontró en Fragemntos de Novalis uno que dice: “Si tuviésemos una Fantástica, así como tenemos una Lógica, estaría descubierto el arte de inventar”. Dice que en algunas manifestaciones de arte creyó dar con esta “Fantástica”, sin embargo, Gramática de la Fantasía claramente pareciera ser su propio aporte a esta disciplina inexistente (al menos en este plano), con el fin de intervenir desde la escritura literaria en el mundo.

Sin embargo, hay quienes creen que la tarea de escribir es imposible de enseñar o de aprender si no hay cierta cualidad nata. Stephen King en On writing…, considera que “es imposible convertir a un mal escritor en escritor decente”. Que en tal caso uno puede limitarse a enseñar lo básico, lo que necesiten para tener el mínimo “éxito” en la vida. No obstante, muchos teóricos han tratado de rebatir esta idea. Por ejemplo, OULIPO.

OULIPO juega con la idea de límite, trata de desmentir la habilidad de las musas y la llegada de la inspiración o la concepción de un talento nato y se concentra en pensar y probar diferentes estructuras, poner límites al vacío de la hoja en blanco o de pensar la escritura como un algoritmo o una ecuación. Originalmente, quienes arman el proyecto comienzan como un seminario de escritura experimental y derivan en lo que será el taller de escritura potencial. Dice Eduardo Berti que lo que le gusta de OULIPO es el concepto de ouvroire (taller en francés) que, claramente, juega con la idea de ouvrir (abrir en francés). Y es que, quizás, sea muy difícil transmitir qué hace que algo esté realmente bien escrito o no. Sin embargo, para aprender a escribir hay que escribir y, sobre todo, experimentar, obrar mientras se abre la imaginación.

Otra obra que busca romper con la idea de que no es fácil enseñar a escribir es el Nuevo escriturón: curiosas y extravagantes actividades para escribir. Este libro no sólo trae una gran cantidad de actividades extravagantes (como su título lo indica), sino que nos da dos consejos al iniciar su recorrido: no apresurarse y reescribir. Pero no sólo eso, plante a la necesidad de pensar que la literatura es algo social. En otras palabras, plantea la necesidad de compartir lo que se escribe, de intercambiar ideas, de comprobar que pudimos o no transmitir una idea o efecto, estar abiertos y abiertas a sugerencias.

A veces, la ansiedad nos gana y queremos abordar muchos temas, muchos géneros, muchas ideas...y, además, hacerlas bien de una. Pero si queremos comenzar a escribir o enseñar a escribir de manera creativa, debemos recordar(nos) que siempre está bueno probar más de una vez, hacer borradores, dejar pasar el tiempo y volver a los textos, releerlo, criticarlos y volverlos a escribir. Ray Bradbury, por ejemplo, solía escribir una versión de un mismo cuento al día en el período de una semana, y sólo enviaba para publicar aquella que realmente lo había convencido. Asimismo, en la escuela corremos a las criaturas con plazos de entrega y "desaprobados", cuando quizás, lo único que se necesite es que se pruebe una vez más. El escriturón… es una propuesta para escribir, pero también es una propuesta pedagógica.

Finalmente, para pensar la escritura, muchos libros proponen modelos y estrategias de escritura académica. Muchos de ellos pueden adquirirse fácilmente en las inmediaciones de cualquier universidad. Pero ¿por qué tantos libros sobre un mismo tema?

La escritura académica también es una forma de pensar y repensar el mundo y enfrentarnos a las posibilidades de entenderlo y transformarlo. Cuentan que Michel de Montaigne en la torre de su castillo, mirando hacia el horizonte se planteó la siguiente pregunta: "¿qué es lo que sé?". A partir de ese momento comenzó a escribir sus reflexiones de manera clara e incorporando sus apreciaciones personales, sus conjeturas e hipótesis, e, incluso, se permitió darles ciertos giros humorísticos a sus escritos. Había creado, sin quererlo, un nuevo género: el ensayo.

Hoy, a medio camino entre la creatividad y el academicismo, el ensayo es uno de los géneros más utilizados en escuelas, terciarios y universidades, junto a otros géneros como la monografía, el coloquio o la tesina. Con un alto nivel de pedagogía, es uno de los géneros más amigables para la divulgación. Pero, así como no es fácil escribir ficción, tampoco lo es transmitir ideas de manera que sean comprensibles por todo el mundo.

Pero hay un consejo ineludible para todas aquellas personas que quieran escribir. Para escribir bien se necesita leer. Leer muchísimo, en cantidades descomunales. Sólo sabiendo qué cosas nos gustan leer, disfrutamos, comprendemos y nos hacen mejor la vida es que podemos imaginar qué estilo, qué vocabulario, que estructuras utilizar para llegar al resto.

 

Agus Argiz

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La importancia de la palabra en los mitos

No son pocas las disciplinas que se han enfrentado al mito y han querido analizarlo. La antropología, la historia y la lingüística entre otras se han propuesto innumerables veces desentrañar los misterios que se esconden dentro de estos relatos, ya que si bien en estos se observan las reminiscencias del pensamiento mágico, es imposible pensar que no encierren, también, estructuras lógicas de pensamiento. Es por esto que, en un inicio, historiadores, filósofos, antropólogos, sociólogos, lingüistas se debatían si estos respondían a la lógica o eran una prelógica.   Aunque no lo parezca, este debate ya lo habían tenido los antiguos griegos. De hecho, en su antigua lengua tenían no una sino tres palabras para significar lo mismo, a saber: palabra. La palabra tenía un lugar central en su cultura y es por eso que necesitaban varias palabras que dieran cuenta de los matices que podía tener. De forma tal que μῦθος (mitos), ἔπος (epos) y λóγος (logos) designaban a distintos aspectos de la palab

Sobre la literatura fantástica

La literatura fantástica ha sido relegada del canon literario por muchos años, se la desacreditaba como algo ligado a lo irracional, a la locura. Sin embargo, grandes teóricos se han detenido en el estudio de este género, analizando sus principales rasgos y poniendo en evidencia su importancia y profundidad. Es que la otredad que este tipo de relatos presenta es, en realidad, parte integrante de nosotros mismos. Además, ¿cuántos hechos de nuestra vida escapan a toda lógica y permanecen como imposibles de comprender o siquiera de poner en palabras? Tzvetan Todorov fue uno de los primeros en detenerse sobre este género, que era considerado menor. Por eso, su texto teórico sentó las bases para el estudio de los relatos fantásticos. Rosemary Jackson retoma la teoría de Todorov pero le hace algunas críticas. Su obra Fantasy. Literatura y subversión es una de las mejores para comprender la literatura fantástica.   Teoría de Tzvetan Todorov El teórico búlgaro contrapone lo sobrenatu

Sobre la ciencia ficción

Muchos asocian la ciencia ficción con relatos de viajes espaciales, astronautas y marcianos, que transcurren en un futuro más o menos lejano. Sin embargo, esta idea nos remite más bien a los orígenes del género. Hay que tener en consideración que el terreno de la ciencia ficción es muchísimo más amplio. Antes de comenzar a teorizar, creo conveniente aclarar que este tipo de relatos no necesariamente se ubica en el futuro y, si lo hace,  este es una mera excusa para introducir ciertas conclusiones que surgen de problemáticas actuales de nuestra sociedad. Esta idea se conoce con el nombre de “extrapolación”  (concepto que tiene que ver con trasladar, a ciertos ámbitos o tiempos, conclusiones obtenidas en otros).   Entonces, el mundo que la ciencia ficción evoca, puede estar establecido en un futuro o no, en una realidad alternativa o no, pero lo fundamental es que presenta conflictos que son propios de nuestra realidad para, así, repensarlos. En cuanto a sus rasgos específicos, podemos