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Nuestros cuentos y microficciones

Les dejamos una muestra de nuestra producción. Han sido publicados en redes y reconocidos por distintos medios. Esperamos que los disfruten.

Cautivado

Su belleza era sumamente cautivadora. Magníficos pies blancos contra el suelo oscuro de piedra, justo empeine y delgados tobillos. Estilizadas piernas impolutas que se unían a unos glúteos pequeños pero firmes. Curvas más perfectas que cinceladas por el mejor escultor de todos los tiempos en el más fino mármol. Diminuta cintura y liso vientre. Pechos proporcionalmente acordes a sus caderas. Todo respondía a una simetría que parecía imposible en un ser humano. Contemplar un cuerpo semejante arrobaba y extasiaba en demasía. 

Él la espiaba en silencio, la venía siguiendo.  Quería verle bien el rostro. Más de cerca...

El cuello con una piel casi traslúcida parecía brillar bajo la luz del sol. Delicado mentón y qué decir de su boca. Labios finos entreabiertos en un gesto de despreocupación. Nariz pequeña y respingada. ¡Y los ojos! 

Clavó su mirada en esos ojos enormes como sobrenaturales y sintió detenerse su corazón y perder el aliento. Imposible ya traducir los sentimientos en palabras... 


No llegó siquiera a ver las serpientes asomándose en la cabeza de la joven.


Daniela Valenzuela 


Versión completa publicada en https://issuu.com/arteenlaciudad/docs/a_o_2_n_mero_3

Versión acortada y publicada en: https://minificcion.com/atmosferas-insolitas/?fbclid=IwAR1JnhkLdcBJTfXcu48Gkdl7q8QMoDaj_93UAYAOPlJzPtVPm1yW06p3HGc

Reflexión

Se había visto reflejada de muchas maneras: detrás de los frascos de perfume y cremas, censurada por la húmeda bruma en la mañana, enmarcados su boca o sus ojos en una cajita acrílica policromática que guardaba en su mochila; desfigurada en las atracciones de un parque de diversiones que no le resultaba tan divertido; traslúcida y fantasmal en un lago nocturno; etérea e inalcanzable en un río de deshielo; irritada en una pileta veraniega; cubierta en lágrimas en la mirada de un amor que no era; artificial y estática en una pantalla de celular; atemporal en un álbum polvoriento; incluso, había visto su interior en placas oscuras de acetato.


Lo que no llegó a ver es su cuerpo censurado en los medios; su boca reflejada en la sangre, sus ojos, en el vidrio astillado; desfigurada en el cromo del parachoques; traslúcida, fantasmal, etérea y cubierta de lágrimas en el recuerdo; artificial y estática en un informe; su interior, en el parabrisas del auto


Agustina Argiz


Final de sociología

Tengo que estudiar. El parcial es mañana y no leí ni la mitad. Tomo el resaltador amarillo y leo la primera página de ese texto que me acecha desde hace un par de días y que yo preferí evitar; leo la segunda página; todavía no resalté nada. ¿Acaso nada es importante? Releo la primera y la segunda hoja; caigo en la tentación de colorear todo de amarillo fluorescente; pero no hay que sucumbir. Apenas marco unas frases que no sé si son importantes o no. Por lo menos, a mí me parecieron importantes en el momento en que las leí; les di importancia y por ese motivo las subrayé. Y entonces me cansé. Estoy aburrido, y las dos hojas me habían parecido mil doscientas treinta y ocho.

Me propongo un corte. Voy a hacerme unos mates.

Saco la yerba el azúcar, unas cascaritas de naranja que había dejado secar. Estoy perdiendo el tiempo. Ya había perdido mucho. Cuando uno decide trabajar por “avaricia”, porque quiere dejar de depender de papá y mamá, para salir de fiesta y volver tarde y que nadie te diga nada mientras todos tus amigos te admiran porque son unos vagos codependientes, uno termina sumergido en un empleo mediocre y mal pago con el que apenas subsiste y que a la larga perpetúa la dependencia paterna. ¿Aplicable a las teorías de colonialismo, imperialismo y liberación? La pava comienza a silbar y la única solución es estudiar, tomar el libro de Sociología y ponerle ganas. Traigo los apuntes para subrayar mientras tomo mate. Las rayas parecen tajos violentos contra las palabras malintencionadas del autor ¿No podían escribir de forma más sencilla estos tipos?

En un litro de agua, leí apenas tres páginas. Cuenta total, cinco. Estoy seguro de que esto es apenas el 1,67% de lo que tengo que leer, y ya perdí toda la mañana y el examen es mañana a la mañana. Y yo tendría que haber seguido contabilidad, o ingeniería, y no sociología, porque para los números soy bueno, aunque vago, y yo pensé que esta carrera de mierda iba a ser sólo encuestas y estadísticas y que no iba a tener que leer tanto y encima ahora me llega este mensaje de Clara, que pregunta si entra lo de Mills, y yo le digo que no y, de repente, escucho la música de Misión imposible que le había puesto a Clara como ringtone en forma de chiste ¡Qué atinado! ¡Cuánto karma! Y la atiendo. Es Clarita y solloza que Paula le asegura que eso entra. Lo peor es que creo que ni tengo esa fotocopia, y entonces la busco por todas partes y no ¿Hecho social o Acción social? Hasta que opto por sacarle copias al texto de Clara, que vive a unas pocas cuadras, y ya que estoy, lo tengo subrayado por ella y lo único que tengo que hacer es leer lo que ella resaltó ¡Qué inteligente! ¡Soy un genio! Y mis viejos que no dan un cobre por mis capacidades. Y ahora que lo pienso no almorcé y estoy mareado y me cuesta llegar.

Clara me da un café con mucho azúcar y unas galletitas saladas para subirme la presión. Salgo y me doy cuenta de que es domingo y no hay nada abierto y que debería haberle sacado fotos con el celu en el momento, pero ya fue.

Después de varias vueltas doy con el kiosco indicado y consigo mis fotocopias ¡Maldito Mills! Llego a casa y ahí está la montaña de papeles y libros esperándome ¿Me parece a mí o hay el doble de lo que había antes? Y ahora trato de leer lo más rápido que puedo, pero mis ojos me amenazan con salirse de sus órbitas ¿me amenazan? ¿escucho lo que veo? Decido dormir, para poner fin a estas lisérgicas sensaciones producto del cansancio – espero –.

Me despierto de un salto.

Dormí como tres horas. Perdí la mañana. Son cuatro horas más, más lo que tardé con las fotocopias, se suman otras dos horas. Perdí más de un tercio del día ¡Ya fue! Creo que tenía unas pastis que quedaron de alguna fiesta ¡Si esto se recupera sin dormir, que así sea! No obstante, la pila de apuntes mide cinco veces más que en el momento anterior a mi siesta. Estoy alucinando ¡Tranquilo, pibe! Es producto de tu imaginación, ¡sentáte y estudiá! Con desconfianza, me siento y doy inicio a la segunda tanda de estudio. Una pastilla. Y voy a reprobar la materia. No sé nada y en menos de siete horas no voy a saber nada y no tengo ganas de dar la materia y todo es producto de un prejuicio estúpido de que si no estudio no voy a ser nadie, y que voy a conseguir mejores laburos si tengo un título. Seguro que si hago un par de cursitos alcanza. O por ahí la pego y conozco a alguien y empiezo a laburar de algo que me dé toda la guita. Ya marqué seis hojas más. Otra pasti. Seis páginas es muy poco. Otra… por si no hicieron efecto las otras. Porque tengo que estudiar, si no, qué va a pensar Paula de mí, ¿que me rindo? ¿que no lucho por lo que quiero? ¿Qué quiero? Y leo las páginas y resalto con amarillo pero ya casi no resalta y no me di cuenta ni de qué leí y de qué resalté y tengo que leer todo de vuelta, Ya queda poco tiempo.

¡No puede ser que la pila mida tres metros de alto! ¿O soy yo que me achico? ¿Pero por qué? ¿De miedo? ¿Soy menos que otro por no querer estudiar, soy menos en esta sociedad de idiotas a la que pienso poner bajo un microscopio cuando me reciba? ¿Y si no me recibo? Rasgo el apunte de Mills ¡Tomá esto Mills! ¿Dónde están los fósforos? Marx merece la hoguera, como un hereje… ¿Y qué destino le deparará a mi amigo personal, Anthony Guiddens?

Veo cómo los papeles caen en trocitos como si salieran de una piñata, pero me cortan cuando caen. Me aplastan y me cortan ¿Lucho o me entrego? Rompo un texto de Althusser, hago jirones un texto de Durkheim y luego me entrego a las palabras filosas de esos autores que pudieron superar la universidad y no fueron aplastados, derrotados, fusilados por un parcial de Sociología.

Agustina Argiz

Publicados en el blog de la Asociación Latinoamericana de Poesía: https://elblogdeasolapoargentina.blogspot.com/

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