Es indubitable que la literatura antigua ha marcado toda obra posterior y que es imposible huir de la influencia de ciertos clásicos (tanto a la hora de escribir como a la de leer). Confieso que yo no pude leer el cuento de Daphne Du Maurier, “No mires ahora”, perteneciente al libro No después de medianoche, sin evocar, casi constantemente, la obra de Sófocles, Edipo Rey. No solo desde la estructura, sino también desde el contenido, el cuento de la célebre escritora inglesa nos acerca a la tragedia griega. Bien sabemos que Edipo Rey presenta tres episodios en los cuales se desarrolla la acción y cada uno de ellos, siguiendo al filósofo M. Foucault, se corresponde con distintos niveles y diferentes modos de enunciación de una verdad fragmentada: luego del prólogo, en donde se anuncia el problema que asola a los tebanos (la peste), la primera parte es aquella en la que prevalece la palabra oracular. Edipo manda a su cuñado Creonte a consultar a un sacerdote de Apolo en el oráculo de Del
Yo sé que este es un espacio de literatura pero también es un espacio de educación. Es miércoles. Acabo de terminar en una hora el libro de Chimamanda Ngozi Adichie Querida Ijeawele: Cómo educar en el feminismo . Este es el primer momento verdaderamente mío en el último año y medio, es decir, desde que fui madre. No es que me haya dejado de lado. NO. Simplemente ocurre. Pero los pocos momentos libres en que puedo hacer algo para mí no sólo son contados, sino que tienen un tiempo muy acotado: los límites temporales del trabajo y el jardín maternal. El libro de Chimamanda es afectuoso, destacable y, obviamente, feminista. Adhiero a todo lo que propone, o por lo menos a la gran mayoría. Pero siento que no me ha dicho nada nuevo, que, simplemente, ha confirmado lo que yo ya pensaba. Me parece hermoso para una mujer que quizás nunca se ha acercado al feminismo, pero poco enriquecedor para quienes lo transitamos, para quienes el feminismo es un modo de vida. Cuando supe que estaba emba